Por eso, aspectos como el turismo, la pesca, la maricultura y la navegación se desarrollan hasta ahora de manera desarticulada, sin políticas públicas que los regulen o controlen.
En octubre próximo se cumplirá un año desde que el Ecuador se adhirió oficialmente a la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar). Pero hasta la fecha, el país no cuenta con una adecuada sistematización de la información hidrográfica y oceanográfica que permita conocer cuál es realmente su ambiente marino costero y sus recursos.
Por eso, aspectos como el turismo, la pesca, la maricultura y la navegación se desarrollan hasta ahora de manera desarticulada, sin políticas públicas que los regulen o controlen.
Esa realidad podría cambiar en abril de 2014, cuando concluyan los estudios de caracterización del mar territorial, proyecto que a un costo de 3’980.000 dólares fue contratado en abril de este año por la Secretaría Técnica del Mar.
Además de cumplir algunos compromisos de la Convemar (como gestionar la utilización equitativa y eficiente de los recursos marinos y fomentar la investigación, protección y preservación del medio y sus recursos vivos), el país será capaz de identificar áreas de uso potencial del mar para velar por la sustentabilidad de sus diversas zonas sin provocar interferencias, ni conflictos de intereses, entre ellas.
Actualmente el espacio marítimo nacional está compuesto de zonas pesqueras, militares, de conservación natural, turística, entre otras. También contempla algunas zonas en desarrollo, como la acuícola.
Pablo Suárez, quien lidera la Asociación Consulsua a cargo del proyecto, explica que la tarea de investigación se compone de 15 estudios que serán la base para la zonificación del océano ecuatoriano.
Las empresas contratistas trabajan con el buque de investigaciones Octopussy y medio centenar de científicos nacionales y extranjeros.
Según Suárez, como parte del proyecto se obtuvieron previamente datos ya existentes con información histórica del país para realizar la comparación y análisis. «Eso va a permitir dar un hito en lo referente a la zonificación del mar. Se potenciará su uso y aprovechamiento». Es decir, se sabrá dónde se encuentran los sitios más idóneos para la pesca, se identificarán las áreas protegidas, las zonas para el deporte y turismo, entre otros.
«En los cuatro cruceros que hemos tenido también se han embarcado avistadores de ballenas, rayas y tortugas marinas para que identifiquen a las especies», menciona Suárez.
Empresarios del sector pesquero en Guayas revelaron la semana pasada que no estaban al tanto de este estudio oceanográfico y sus fines, aunque lo consideran positivo desde el punto de vista técnico y científico.
«Si la información que hayan generado a lo largo de los años el Instituto Nacional de Pesca y el Instituto Oceanográfico de la Armada no han sido lo suficientemente buenos, entonces habría que saber primero qué institución va a hacer ese trabajo», comentó César Rohón, expresidente de la Cámara local de Pesquería.
Según la Secretaría Técnica del Mar, los primero resultados serán púbicos una vez culminados los estudios en la época seca (no lluvias) y estarán a disposición de la comunidad en el portal web de la entidad.
«Los datos que obtengamos no serán permanentes, hay que hacer actualizaciones constantes. Para ello habrá que poner zonas de monitoreo, pero aún hay que determinarlas», aseguró José Centanaro, secretario técnico del mar.