Los microplásticos representan una amenaza significativa para el medio ambiente y la salud de los seres vivos. Entre sus efectos negativos se encuentran la contaminación de los ecosistemas acuáticos, la ingestión por los seres vivos y su incidencia en la salud humana, la persistente contaminación natural o el impacto en la economía entre otros.
Esto es, los microplásticos representan una amenaza multifacética que afecta a la salud del planeta, a la de los animales y a la de las personas. La reducción en su producción y liberación, junto con políticas de gestión de residuos más efectivas, son fundamentales para mitigar estos peligros.
De ahí que sea una fantástica noticia el que es el primer laboratorio para el análisis de los microplásticos para conocer cómo es el impacto de los mismos en los ecosistemas costero-marinos. Y para ello, nada mejor que la ubicación elegida: el archipiélago de Galápagos.
Galápagos: el comienzo de un cambio en la lucha contra los microplásticos
El archipiélago ecuatoriano de Galápagos, catalogado en 1978 por la Unesco como Patrimonio Natural de la Humanidad, acoge oficialmente desde este jueves el primer laboratorio de análisis de microplástico, que cuenta con el apoyo del Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA), entre otros.
Así lo ha comunicado Ester Monroy, oficial gerente de programa de Ecuador, del departamento de Cooperación Técnica del OIEA, quien se ha desplazado a Galápagos, a unos mil kilómetros de las costas continentales ecuatorianas, para participar en la inauguración.
«Ecuador va a ser referencia a nivel de la región y mundial. Tienen que sentirse muy orgullosos porque esa capacidad que se ha creado no solamente les va a ayudar a ustedes a poder entender cuál ha sido el impacto de los microplásticos en los ecosistemas costero-marinos, sino que va a ayudar a la región y al mundo a entender qué está pasando con los microplásticos», ha dicho.
El comentario lo ha realizado durante la presentación el miércoles del Gobierno de Ecuador de su proyecto de Ley Orgánica de Energía Atómica, con el que busca explorar el desarrollo de esta tecnología para garantizar la seguridad energética del país y reducir su dependencia de las centrales hidroeléctricas.
¿Qué labor se desempeñará en este laboratorio de microplásticos?
El trabajo en el laboratorio en la isla Santa Cruz permitirá entender cuál es el componente de plástico que está contaminando esa zona de las Islas Galápagos y también cómo impactan a los ecosistemas costero-marinos. El OIEA ha aportado más de 811.000 dólares (unos 700.000 euros) en equipamiento y formación de personal para el laboratorio, en el que trabaja también el Instituto Oceanográfico de la Armada de Ecuador (Inocar).
El proceso de creación del laboratorio inició en 2021 y, aunque este jueves ha tenido lugar la inauguración, ya se han realizado mediciones que permitirán a Ecuador conocer, entre otras cosas, cuáles son las corrientes por las cuales transitan los plásticos, que se convierten luego en microplásticos.
Con esa información, se pueden adoptar medidas mucho más certeras sobre monitoreos y controles que se compartirán con otros países para determinar la influencia de la contaminación en lugares alejados al archipiélago a cuyas aguas y arrastrados por las corrientes, llegan plásticos con inscripciones en distintos idiomas, entre ellos, asiáticos.
Cercanos al proyecto han comentado a EFE que, aunque el laboratorio «no es grande, sí es potente», con equipos de avanzada, que permiten «identificar claramente el tipo de microplástico». Y, aunque hay otros laboratorios de análisis de microplásticos en otros países de la región, el de Ecuador está «prácticamente entre los primeros» a nivel de tecnología, aseveran.
Con este laboratorio, Ecuador se convierte en un «referente sobre la comprensión de la contaminación plástica y para tomar medidas, incluso a nivel mundial, de cómo se va a abordar esta temática», señalan. A finales de marzo de 2024, Virginijus Sinkevicius, a la sazón comisario de Medio Ambiente, Océanos y Pesca de la Unión Europea (UE), reiteró la necesidad de acordar un Tratado Global sobre el Plástico después de comprobar que los microplásticos están presentes en las Islas Galápagos, una de las reservas mejor conservadas del mundo.
Sinkevicius participó, en las también llamadas ‘Islas Encantadas’, junto a unos jóvenes en una demostración de limpieza de microplásticos en Tortuga Bay, una de las playas más emblemáticas e icónicas del archipiélago. Junto a los jóvenes constató que al pasar por un tamiz la fina arena blanca de esta playa aparecían minúsculas partículas y partes de plásticos degradados que el mar había llevado a ese punto, que es parte del Parque Nacional Galápagos.
Estos microplásticos llegan a ser ingeridos por las diferentes especies que habitan la zona y que lo convierten en parte de su dieta, como las decenas de iguanas que acostumbran a descansar y tomar el sol en esa extensa playa. Las Islas Galápagos, que en el siglo XIX llevaron al científico británico Charles Darwin a desarrollar su teoría de la evolución y selección natural de las especies, están formadas por trece islas a uno mil kilómetros al oeste de las costas continentales de Ecuador y desde 1978 están declaradas como patrimonio natural de la humanidad. EFE / ECOticias.com