En los últimos años, la contaminación por microplásticos se ha convertido en una de las mayores amenazas para el medio ambiente. Estos diminutos fragmentos de plástico, de menos de 5 mm, se encuentran en el agua, el suelo e incluso en el aire.
El impacto de los microplásticos en la biodiversidad y en nuestra salud es preocupante, ya que afectan tanto a los ecosistemas como a los seres humanos. Y hay que distinguir entre los que se fabrican directamente en formato pequeño, como los que se usan en cosméticos, productos de limpieza o textiles, que son los primarios y los microplásticos secundarios.
Estos últimos son los que se generan cuando los plásticos más grandes, como bolsas o botellas, se degradan con el tiempo debido a la exposición al sol, el agua y otros factores ambientales.
Microplásticos en la naturaleza
El plástico se ha convertido en uno de los materiales con mayor número de aplicaciones a nivel industrial debido a su versatilidad, bajo coste, flexibilidad y durabilidad. Sin embargo, a pesar de sus beneficios, existe una gran preocupación por la acumulación de los residuos plásticos en el medio ambiente. Estos pueden fragmentarse en partículas de menor tamaño y generar partículas más pequeñas llamadas microplásticos.
Los microplásticos son partículas poliméricas sólidas con un tamaño inferior a 5 mm que se caracterizan por poseer una baja degradabilidad y una superficie con carácter hidrofóbico. Además, estas partículas presentan aditivos u otras sustancias adsorbidas.
Una vez llegan estos microplásticos al suelo, resultan muy difíciles de eliminar debido a su pequeño tamaño. La acumulación de estas partículas en los suelos afecta a las actividades humanas y al medio ambiente ya que modifican las propiedades físicas del suelo y su fertilidad. Además, si estas partículas entran en la cadena trófica pueden llegar a ser ingeridos por los seres humanos.
La liberación incontrolada de microplásticos en el suelo, puede hacer que estos lleguen a los ecosistemas acuáticos arrastrados por fenómenos meteorológicos. Es por eso que, en este proyecto, se han realizado ensayos de citotoxicidad en una línea celular de peces RTgillW1.
El proyecto EXTRACTOR
Otro de los retos de este proyecto consiste en elaborar patrones de microplásticos que sirvan como materiales de referencia para poder realizar los ensayos y desarrollar una metodología de análisis mediante cromatografía de gases. Es bien sabido que los patrones son esenciales para realizar ensayos confiables ya que son sustancias con propiedades físicas y químicas conocidas y definidas.
El proyecto EXTRACTOR surge de la necesidad de monitorizar los microplásticos presentes en este tipo de muestras y de conocer los efectos en diversos organismos de la cadena trófica. Gracias a este proyecto se ha desarrollado una metodología para la extracción de microplásticos en muestras sólidas. Además, se han elaborado materiales de referencia para poner a punto el método analítico mediante cromatografía y se han realizado bioensayos in vitro en líneas celulares de peces para evaluar los posibles riesgos de estos contaminantes emergentes.
En primer lugar, se han obtenido materiales de referencia de PLA, PET, PP y PE del tamaño nanométrico tanto en sólido como en emulsión. Gracias a estos patrones se ha puesto a punto una metodología empleando diferentes disolventes orgánicos para extraer los microplásticos de muestras de suelos, compost y lodos.
La toxicidad de los plásticos
Además, se ha puesto a punto el método mediante pirólisis acoplada a cromatografía de gases y espectrometría de masas (Py-GC/MS). Se han evaluado diferentes parámetros analíticos como son los límites de detección y cuantificación, la selectividad y la precisión del método. Además, mediante bioensayos in vitro con la línea celular RTgill-W1 ha analizado la posible toxicidad de los diferentes nanoplásticos.
Se ha evaluado la citotoxicidad de PET, PP y PLA en emulsión, así como de su dispersante con concentraciones desde 0 hasta 100 µg/mL. Ninguna de las concentraciones empleadas mostró una reducción en la viabilidad celular. Por otro lado, durante este proyecto también se ha empleado la bacteria luminiscente Aliivibrio fischeri para determinar la toxicidad de los micro y nanoplásticos en matrices sólidas como la tierra.
AIMPLAS trabaja en este proyecto con IMPORTACO y ASETAGA. El proyecto EXTRACTOR cuenta con la financiación del Instituto Valenciano de Competitividad e Innovación (IVACE+i), a través de los fondos FEDER. Estas ayudas están dirigidas a centros tecnológicos de la Comunitat Valenciana para el desarrollo de proyectos de I+D de carácter no económico realizados en cooperación con empresas para el ejercicio 2024.