Falsa abundancia de agua en Latinoamérica. A pesar de los datos del estudio que advierta acerca de la escasez de agua amenaza seguridad alimentaria mundial, en América Latina las preocupaciones sobre las amenazas para la seguridad alimentaria todavía no están directamente relacionadas con la escasez del agua.
Falsa abundancia
“Vivimos el paradigma de falsa abundancia, en muchas zonas se piensa que hay suficiente agua para la agricultura. Las principales políticas están más enfocadas en abastecer a las grandes ciudades que en los posibles impactos para la producción agrícola”, comentó Francisco Javier Lemus Yáñez, profesor de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la Universidad Autónoma de México.
Una de las características de la región es que la mayor parte de las tierras agrícolas son de riego temporal, dependen de la lluvia, por eso son particularmente preocupantes los cambios en el clima que afecten los patrones de precipitación, sostuvo.
“Ya estamos viendo estragos. El clima está variando, pero por ahora son situaciones temporales, pero eso no quiere decir que no vaya a ser un problema en los próximos años”, añadió Lemus Yáñez. “Especialmente en los lugares en los que hay una mala gestión del agua, corrupción y mala distribución del recurso”.
Lo que sí sucede es que en muchas partes de la región está habiendo un cambio de uso de suelo con el fin de ganar más terreno para la agricultura y producir más productos exportables. Hoy, la región es el segundo punto con la mayor tasa de deforestación (solo detrás del sudeste asiático); se han perdido millones de hectáreas de bosque por la agricultura ilegal y el cultivo de soja, carne vacuna y aceite de palma, principalmente.
Lo mismo comenta la ex asesora de la Comisión Nacional de Agua de México, Jessica Hernández Ortiz: “debido a las sequías y eventos extremos, como huracanes, lluvias, nevadas, periódicamente se ve afectada la producción”, pero “aún no es una crisis” que ponga en peligro la seguridad alimentaria.
Encontrar soluciones
Los autores del artículo publicado en One Earth piden una mayor colaboración y coordinación entre los investigadores que estudian las amenazas específicas a los sistemas alimentarios, para que los responsables de la toma de decisiones dispongan de información exhaustiva, modelos actualizados y herramientas pertinentes a medida que surgen las amenazas.
Los países tienen que pasar de las políticas proteccionistas y nacionalistas a formas de gobernanza colaborativas, y tenemos que empezar a plantearnos preguntas como “¿qué aspecto tiene la gobernanza para los sistemas alimentarios resilientes?”, dijo Mehrabi.
Lemus Yáñez también está convencido de que la gobernanza de los sistemas alimentarios y la gestión del agua tiene que ser colaborativa. “La única forma de lograrlo es generando acuerdos horizontales, en donde todos los actores, sobre todo los de hasta ‘abajo’, realmente se comprometen. Podemos generar muchas leyes, pero si la gente no se siente parte de ellas, no las van a respetar”, afirmó.
Según Mehrabi, la gobernanza colaborativa “es una idea impopular, pero la realidad es que a largo plazo todo el mundo se beneficiará. Necesitamos políticas que se centren en crear confianza entre los actores dentro de los países y entre ellos, una confianza que permita abordar los grandes problemas en serio”. Falsa abundancia de agua en Latinoamérica.