Sensores de papel para detectar contaminantes en el agua. Desarrollado por investigadores brasileños, el dispositivo consiste en un pedazo de cartón, sobre el cual se dispara un rayo de láser.
Este proceso convierte la celulosa en carbono, un material con propiedades eléctricas. Seguidamente, se adiciona una solución con nanopartículas de oro, que genera la reacción electroquímica que identifica las sustancias en el agua.
“Cuanto mayor sea la corriente eléctrica, mayor la presencia del compuesto químico o de los contaminantes que se quieren identificar”. Esto lo señala el químico Thiago Paixão, del Instituto de Química de la Universidad de São Paulo (USP), uno de los autores del artículo publicado en la revista Sensors & Diagnostics dando cuenta de los resultados.
En laboratorio, el sensor obtuvo rendimientos equivalentes a los de dispositivos más caros utilizados para detectar rastros de hipoclorito de sodio, materia prima para la producción de lejía. Esta sustancia es comúnmente usada para regular la calidad del agua del grifo y de las piscinas. Pero en cantidades elevadas puede ser dañina a la salud humana.
Dispositivo desechable de uso sencillo
“Estamos hablando de un dispositivo desechable de uso sencillo, que podría ser distribuido a la población para que monitoree la calidad del agua en su propio hogar”, agrega Paixão. Se estima que hasta 5.500 millones de personas. Especialmente en los países en desarrollo, tendrán contacto regular con agua contaminada en 2100, lo que muy probablemente tendrá efectos en la salud pública, según un estudio en la revista Nature Water.
El sensor podría adaptarse fácilmente al monitoreo de otros compuestos químicos de interés para la salud. “Un ejemplo de uso sería la medición de los niveles de mercurio en el agua de los ríos consumida por comunidades indígenas y ribereñas. Que habitan en áreas cercanas a las centrales hidroeléctricas en la Amazonia”, añade el químico.
Mide apenas 3 centímetros
El sensor mide apenas 3 centímetros y su costo de fabricación es de R$ 0,50 (alrededor de US$ 0,10). Pero su valor final llegaría a R$ 10 (aproximadamente US$ 2), considerando los otros componentes del dispositivo, como la caja que lo envuelve y la pantalla que muestra el resultado de la medición.
Si una empresa lo fabricase en gran escala, el dispositivo se convertiría en un aparato portátil y barato y podría producirse en cualquier parte del mundo según Paixão.
Uno de los principales cuellos de botella enfrentados por investigadores es que muchas empresas no tienen interés en producir nuevas tecnologías por considerarlas incipientes.
Transferencia de tecnología
“Sería necesario realizar inversiones para promover la transferencia de tecnología para la industria, a través de acuerdos de licencia y desarrollo de colaboraciones, lo que no siempre es fácil o rápido”, señala el químico José Luiz Bott Neto, del Instituto de Física de São Carlos (IFSC) de la USP, que no participó del estudio en Sensors & Diagnostics.
Sin embargo, añade que el uso de nanopartículas de oro es prometedor, ya que aumentan la conductividad del papel e intensifican la sensibilidad del sensor.
“El dispositivo también es sostenible, ya que es fabricado con material biodegradable, lo que reduce el impacto al medio ambiente de su eliminación”, comentó. Sensores de papel para detectar contaminantes en el agua.
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