Desde que en 2016 se puso en marcha el proyecto las mancomunidades de Ferrolterra Rías Altas y de la Mariña Lucense, que gestionan el turismo en estos destinos, optaron por centrar los esfuerzos en dos direcciones.
Por un lado, en buscar la implicación de la población local en torno a la demanda y la oferta de productos y servicios sostenibles y, por otro lado, en dirigir esta oferta a personas comprometidas con un estilo de vida saludable e interesadas por viajar de una forma responsable, lejos de las tendencias turísticas y destinos masificados o carentes de autenticidad.
“En este proyecto (http://turismoslow.gal), no hay itinerarios programados, ni actividades prefijadas ni listado de lugares imprescindibles, aunque por supuesto hay mucho que ver, hacer o visitar, pero entendemos que, según el momento y la persona, puede ser más interesante seguir disfrutando de una conversación, o quedarte a ver una puesta de sol, que ir corriendo a ver el siguiente museo…”, comenta María Traveso, responsable de la coordinación del proyecto.
En estos momentos el proyecto cuenta con una red de alojamientos slow, de menos de 20 habitaciones y ubicados en localidades de menos de 10.000 habitantes (http://turismoslow.gal/alojamientos/). Ya son más de cinco años de reuniones y trabajo en red, para mantener y mejorar una oferta basada en la naturaleza que rodea estos alojamientos, pero también en el tipo de acogida que incluye sugerencias, recomendaciones y conversaciones que permitan a la persona que nos visita integrarse en la cultura y las costumbres locales.
Mientras gran parte de la población sigue reclamando trenes de alta velocidad, en el norte de Galicia apuestan por la revalorización de las infraestructuras de la Red de Ferrocarriles de Vía Estrecha, conocida como FEVE.
Un tren lento con un trazado que entra en Galicia por Ribadeo y acaba el trayecto en Ferrol después de tres horas, discurriendo entre aldeas, con tramos impresionantes desde Ribadeo hasta Ortigueira por la costa, con paisajes de playas y montañas, y que permite disfrutar del silencio o la compañía de personas locales que siguen utilizando este tren para desplazamientos de proximidad (siempre que no sean urgentes, claro!).

El paisaje, la calma y la soledad de los apeaderos que salpican el trayecto son la mejor fuente de inspiración antes de dejarse caer en alguno de los alojamientos que forman parte de la red de Turismo Slow Norte de Galicia. Y uno de los servicios que ofrecen algunos de estos alojamientos es, precisamente, recoger a los huéspedes en el apeadero más cercano, una atención personalizada que se ofrece a quien prioriza el uso del transporte público.
Al norte del norte también se puede llegar en barco, andando o en bicicleta, y enlazar con alguno de los caminos que discurren por estas tierras: el Camino Natural del Cantábrico, el Camino Natural de San Rosendo o utilizando los Caminos de Santiago, el Camino del Norte desde Ribadeo, o el Camino Inglés desde Ferrol. Contar con varios días ofrece la posibilidad de conocer otras rutas BTT o de senderismo por el interior o por la costa y descubrir lugares que merecen la pena, no muy lejos de esos caminos.
En tiempos de pandemia, es necesario planificar viajes sostenibles y respetuosos con los entornos naturales, que además permitan mantener la distancia entre personas. Si no es posible viajar, el confinamiento puede ser un buen momento para planificar el viaje con calma al norte del norte.




















