Las energías renovables han de suponer el futuro de la electricidad y la movilidad, pues es impensable y muy cortoplacista seguir confiando en energías baratas, los combustibles fósiles, para satisfacer las necesidades humanas. Ocurre también que, debido a la explotación masiva de los recursos, la extracción de combustibles es cada vez más costosa, de modo que la rentabilidad comienza a decaer.
Es decir, es necesario consumir más y más energía para obtener determinadas cantidades de la misma. Con las renovables no ocurre eso, pues son recursos que no se agotan, al menos a escala humana. El único condicionante de la energía solar, o la eólica, o la que se obtiene por la fuerza de las mareas, es que no siempre las condiciones meteorológicas son las más adecuadas. No obstante, para eso también existen métodos que permiten almacenar la energía obtenida previamente.
¿Qué tipos de paneles solares existen?
Centrando el tema en la energía solar, existen básicamente tres tipos de paneles. Los fotovoltaicos, los térmicos y los híbridos. Cada uno de ellos está destinado a un tipo de aprovechamiento, por lo que pueden ser utilizados para obtener electricidad o bien agua caliente sanitaria.
El más conocido es el fotovoltaico, que es el que se puede instalar a nivel doméstico para uso particular. En España la legislación permite el autoconsumo eléctrico e incluso derivar la energía sobrante a la red eléctrica. Instalar paneles solares en casa es una buena fórmula para reducir el consumo de recursos naturales y para ahorrar en la factura eléctrica.
Paneles solares fotovoltaicos
Los paneles solares fotovoltaicos tienen como misión transformar la energía del sol en electricidad. Las placas de este tipo eran las que estaban afectadas por el impuesto al sol, que ya no está en vigor. En la actualidad, los módulos fotovoltaicos tienen un precio cada vez más reducido y son una buena alternativa para generar energía limpia en casa, o en hospitales, instalaciones deportivas, negocios, administraciones públicas y todo tipo de edificaciones.
Las placas solares fotovoltaicas están compuestas por células de silicio que permiten transformar la energía lumínica en energía eléctrica debido al efecto fotoeléctrico. Las partículas de luz, los fotones, golpean el silicio de la célula solar y bombardean átomos de este elemento que rompen los electrones generando así corriente eléctrica.
A su vez, los paneles fotovoltaicos pueden ser monocristalinos, policristalinos, en ambos casos de silicio, o bien elaborados a partir de otro material. Lo común con estas instalaciones es que sea para autoconsumo eléctrico o bien para dotar de energía a instalaciones aisladas de la red general.
Paneles solares térmicos
Los térmicos reciben ese nombre porque el aprovechamiento de la energía lumínica es mediante calor, esto es, se transforma la energía procedente del sol en energía térmica. No hablamos de paneles fotovoltaicos, sino térmicos, colectores solares. Se pueden usar a nivel doméstico o industrial para distintas aplicaciones: climatización de piscinas, agua caliente sanitaria, crear vapor de agua. A grandes rasgos, existen tres tipos de colectores solares: de baja temperatura, de temperatura media o de alta temperatura.
Los de baja temperatura alcanzan un máximo de 50 grados centígrados y su uso es exclusivo para agua caliente y calefacción en ambientes domésticos. Los de media temperatura son muy similares, aunque su temperatura máxima es de 90 grados, gracias a que incorporan una cubierta transparente que evita la pérdida de calor del panel.
Finalmente, los colectores de alta temperatura se utilizan en el ámbito industrial. Además de una cubierta que protege al colector, se añade otra para que exista un vacío entre ambos y esto permita temperaturas más elevadas, de hasta 150 grados. Su función principal es generar vapor para mover turbinas y, a partir de ahí, generar electricidad.
Los paneles híbridos
La particularidad de estas instalaciones es que son paneles que funcionan como sistemas fotovoltaico y térmico. Pueden producir electricidad y calor de manera simultánea. Son los menos conocidos pero su evolución es constante.
Estas instalaciones requieren poco espacio, justo la mitad, porque actúan con este doble efecto. El aprovechamiento de la energía solar es también mayor. Si bien a nivel doméstico todavía no son muy populares, sí comienzan a verse en hoteles, piscinas climatizadas, residencias e incluso instalaciones deportivas.
Autor: J. Company