A medida que pasa el tiempo se va conociendo más acerca de lo acontecido el 28 de abril pasado, cuando casi toda España (excepto las islas y las comunidades autónomas de Melilla y Ceuta), Portugal y parte de Francia sufrieron un apagón.
Aún así queda mucho por saber acerca de qué es lo que produjo un fallo de tales magnitudes, ya que se supone que hay sistemas de seguridad que deberían impedir estas situaciones de apagón total y generalizado.
Lo que sí está claro es que hay una falta de generación síncrona y que los fallos de los mecanismos de regulación local impidieron la contención del colapso del sistema, lo que evidencia que la conexión con Francia deja mucho que desear y que hay una vulnerabilidad real en la red.
Apagón del 28 de abril: interconexión y renovables
El lunes 28 de abril, a las 12:33 h, tras una serie de oscilaciones de potencia no controladas por el Operador del Sistema (Red Eléctrica), con pérdida, en 5 segundos, de 15 GW de potencia de generación, se produjo el colapso completo del Sistema Eléctrico Peninsular Español, el apagón del 28A.
Parece que se produce una inicial falta de potencia por desconexión masiva de generación, por causa desconocida, en la zona sur de Badajoz. El sistema hace frente a las contingencias, pero una vez se recupera, en 1,5 segundos vuelve a producirse una importante falta de potencia de generación que provoca la actuación de las protecciones de línea y de generadores masivamente y en cadena, provocando la caída de todo el sistema y el apagón.
Estas contingencias inducen a pensar en una anomalía en la regulación de la red por falta de grandes grupos de generación convencional (lejanos) o elementos de regulación locales que hubieran proporcionado una buena regulación de las variables de operación de la red (tensión y frecuencia), evitando la pérdida de la estabilidad de todo el sistema.
La presión para cumplir los objetivos del PNIEC, incrementando la gran cantidad de generación de naturaleza renovable que ya se encuentran en servicio, da lugar a una carencia importante de elementos de regulación necesarios así como hace necesaria la presencia de generadores síncronos (centrales hidráulicas, ciclos combinados y grupos nucleares) que son los elementos reguladores, a gran escala, del funcionamiento de las redes, tanto en tensión como en frecuencia y tanto en régimen normal como ante contingencias.
Una cuestión importante es que, a diferencia de la generación eólica y fotovoltaica, la hidráulica emplea generadores síncronos, que la hacen gestionable, flexible y firme (con embalse), contribuyendo, por sí misma, a solventar las contingencias del sistema eléctrico.
Parece claro que, al programarse la producción por parte de Operador del Sistema, se asumieron riesgos derivados de una insuficiente presencia de potencia de generación síncrona, proveedora de inercia, que deberá justificarse según las directrices de fiabilidad establecidas en la reglamentación europea de ENTSOE.
Ante la vista del apagón sucedido, resultaría sumamente oportuno replantear el calendario de cierre de las centrales nucleares, la presión fiscal sobre las compañías eléctricas y el limitado apoyo a los ciclos combinados. En un momento en el que ha quedado patente la fragilidad del sistema eléctrico peninsular, cobra especial relevancia reforzar la presencia de tecnologías capaces de aportar generación estable y controlable dentro del mix energético.
Fortalecer las interconexiones eléctricas con Europa es una tarea pendiente y urgente, especialmente en lo que respecta al enlace con Francia. El incumplimiento, desde hace más de tres años, de la capacidad mínima exigida por la Directiva 2019/944 —que establece obligaciones claras entre Estados miembros— limita gravemente la capacidad de respuesta del sistema español ante contingencias como la del apagón. Aumentar esta capacidad de conexión es clave para reducir su vulnerabilidad, en un escenario de alta penetración renovable y escasa generación síncrona.
Las energías renovables son imprescindibles para el futuro energético de España, pero su integración en el sistema debe hacerse con criterios técnicos que garanticen la estabilidad de la red y eviten los apagones. No basta con instalarlas: es imprescindible que contribuyan también a los servicios de balance y reserva, esenciales para responder ante cualquier desequilibrio.
Solo así el Operador del Sistema podrá mantener la seguridad de suministro en un entorno cada vez más complejo, exigente y expuesto a contingencias como la vivida el pasado 28 de abril, el día en el que toda España sufrió un apagón.