Maximizar el equilibrio entre crecimiento económico, justicia social, sostenibilidad y seguridad energética. Ese es el objetivo que se ha marcado el Gobierno de coalición PSOE-Sumar en su ruta de transición energética, según ha explicado la vicepresidenta, y ministra para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, Sara Aagesen. Lo ha hecho durante el «evento de análisis sobre el reto de la transición energética en los clústeres industriales» que ha tenido lugar en la ciudad suiza de Davos, en el marco del Foro Económico Mundial.
Sara Aagesen: “cuando se tiene una planificación, se pueden transformar los retos en oportunidades. Así que, hay que pensar en las oportunidades. Una vez que se tiene certeza, se establece el marco político. Tenemos una visión para 2030 y para 2050, porque queremos ofrecer las señales adecuadas con anticipación. Es entonces cuando los inversores y la sociedad civil pueden maximizar las oportunidades”
Sara Aagesen aborda el reto de la transición energética en los clústeres industriales. El impulso de clústeres y valles de hidrógeno renovable ejemplifica este modelo.
Organizado por el Foro Económico Mundial, que se está celebrando en Davos, Sara Aagesen ha explicado el exitoso modelo verde alentado por España dentro del papel “esencial” que desempeña un desarrollo rápido de infraestructuras de energía renovable a gran escala a la hora de maximizar el equilibrio ganador entre sostenibilidad, crecimiento económico, seguridad energética y justicia social.
Sara Aagesen en Davos
Para Sara Aagesen, la planificación, la regulación y los incentivos estimulados por el Gobierno activan la colaboración público-privada -incluido la sociedad civil- para que los clústeres industriales aceleren el desarrollo de estas macro infraestructuras de energía limpia y, al mismo tiempo, servir de campo de prueba para proyectos innovadores.
España cuenta con una hoja de ruta actualizada para 2030 (PNIEC), una Estrategia de Descarbonización a Largo Plazo para 2050 y, en el marco de la UE, un nuevo marco financiero para la próxima generación, en el que se ha decidido movilizar un número significativo de recursos para la transición energética, que haga realidad la transformación de la economía del país.
Para 2030, el impulso de la transición limpia y justa en nuestro país ha fijado el equilibrio entre crecimiento económico y la competitividad -el doble de avance de PIB en comparación de un escenario sin políticas verdes-, con ambiciosos objetivos de descarbonización y seguridad estratégica: enorme reducción (32%) de las emisiones de gases de efecto invernadero (55% respecto a 2005) y mejora de la autonomía energética (reduciendo la dependencia al 50%, frente al 73% en 2019), entre otros.
Asimismo, se ha construido una agenda teniendo en cuenta sus impactos. La actualización del Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC) incluyó un análisis de impacto socioeconómico, lo que ha sido muy valorado tanto por la sociedad como por el sector empresarial.
Hidrógeno verde
Sara Aagesen ha destacado de forma ejemplarizante el poder de la visión estratégica que se está aplicando en la apuesta por el desarrollo del hidrógeno renovable.
En los últimos cinco años, el hidrógeno renovable en España ha pasado de ser objeto de mera investigación, ha convertirse en elemento central de la estrategia de descarbonización en nuestro país, con la puesta en marcha de un programa de valles de hidrógeno renovable -con una inversión de 1.350 millones de euros-, que han despertado un interés significativo del sector privado (1.555 millones de euros en la ‘Hoja de Ruta del Hidrógeno de España’ + 1.600 millones de euros, del ‘Plan de Recuperación Transformación y Resiliencia’).
Estos clústeres de hidrógeno renovable fomentan las sinergias entre productores y usuarios industriales. Igualmente, permitirán la producción y el consumo a gran escala de hidrógeno verde, reduciendo costes y reforzando el liderazgo de España en innovación dentro de las energías renovables.