Expertos en una de las formas de energía renovable más innovadora, como es el caso del hidrógeno verde, creen que al estar muy apegada al territorio en el cual se produce, esta fuente puede ser de gran utilidad a la hora de asentar tanto a la población como a la industria local.
Por otra parte, apuestan por una conversión lenta en cuanto al modelo energético y económico, que permita que las localidades se puedan adaptar a los cambios y se beneficien de ellos, puesto que la producción es mucho más cercana que en el caso de la energía solar o la eólica.
Hidrógeno y localidad
El director ejecutivo de Hyperbaric, empresa centrada en el trabajo con altas presiones, Andrés Hernando, ha recordado que otras fuentes de energía renovables como la hidráulica y la eólica se consumen habitualmente lejos del lugar de producción. Hernando ha insistido en que el hidrógeno «cambiará los territorios porque es una energía autóctona que se utiliza muy cerca de donde se produce, por lo que puede ayudar a asentar población e industria».
El presidente de H2CYL, Rafael Barbero, se ha mostrado convencido de que la generalización del uso del hidrógeno se debe hacer de forma lenta porque supone todo un cambio del modelo energético y económico. En este sentido, ha insistido en que el hidrógeno es una prioridad dentro de las políticas energéticas de España y la Unión Europea.
De hecho, se maneja un calendario en el que España producirá en 2030 12 Gigavatios de hidrógeno verde, suficiente para atender la demanda para uso industrial, energético y de descarbonización, pero también para la exportación. En su opinión, Castilla y León está bien posicionada para la producción y consumo de esta fuente energética, con una planta de producción instalada en Soria, con capacidad para producir 300 toneladas al año.
Figuran además seis proyectos en tramitación administrativa muy avanzada, con subvenciones públicas de más de 300 millones de euros y el proyecto de instalar una hidrolinera en Burgos en 2028, para incorporarse a la red española, en la que está previsto que en 2030 haya una cada 150 kilómetros.
Por su parte, el director general de CajaViva Caja Rural Burgos, Ramón Sobremonte, ha recordado que en este momento se baraja una estimación de inversión de 6500 millones de euros en 60 proyectos capaces de generar unos 3000 puestos de trabajo.
La bicicleta y el Hidrógeno
Burgos acoge un proyecto pionero por el que quienes acudan a las actividades de la Semana de la Movilidad, del 16 al 22 de septiembre, podrán probar cuatro bicicletas alimentadas por hidrógeno, con lo que se pretende acercar a la sociedad la idea de que el hidrógeno verde es ya “una realidad y una apuesta de futuro”, ha explicado Sobremonte.
Se trata de una iniciativa en la que colaboran la sociedad H2CYL, de la que forman parte 78 entidades y administraciones; CajaViva Caja Rural Burgos, la Universidad de Burgos y la empresa Hiperbaric, especializada en el manejo de altas presiones, también para el hidrógeno.
Precisamente el CEO de Hiperbaric, Andrés Hernando, ha detallado que las bicicletas tienen una autonomía de sesenta kilómetros con solo veinte gramos de hidrógeno, con un depósito que se sustituye en quince segundos y una velocidad máxima de 25 kilómetros por hora.
Para Andrés Díaz, investigador de la Universidad de Burgos en varios proyectos relacionados con el hidrógeno, las bicicletas son una “herramienta perfecta” para la divulgación del hidrógeno como fuente de energía segura y que ya es una realidad.
Una bicicleta que emplee hidrogeno como combustible se presenta a priori como una excelente solución de movilidad. Además de ser muy fácil y rápida de recargar y ofrecer una velocidad realmente adecuada para el transporte urbano. EFE / ECOticias.com