Japón protagoniza un hecho completamente inesperado tras descubrir un tesoro energético en las vacas. Hace un tiempo atrás, se supo que el Gobierno japonés aprobó un nuevo plan energético a implementar durante los próximos 5 años. Por primera vez en su historia, según registra EFE, estipula que las renovables representarán la mayor fuente de producción del territorio de cara a 2040.
El nuevo plan básico de energía aceptado por el Consejo de Ministros fija que el cupo de cada tipo de energía en el mix del país con vistas al año mencionado. Su aspiración es que las energías renovables supongan entre el 40 y el 50% del total. En el plan energético anteriormente fijado en 2021, Japón estimaba que la proporción de las renovables variaría entre el 36 y el 38% para 2030.
Ahora, los objetivos de Japón se han revisado y analizado al alza. Las autoridades de Japón también aprobaron nuevas metas vinculadas al cambio climático, tomando sobre sí el compromiso de disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero en un 60% para el ejercicio de 2035 y en un 73% con vistas al año 2040.
Japón encuentra una nueva y revolucionaria forma de crear energía
La nueva ‘dieta’ para vacas que buscaba reducir las emisiones de metano dejó al mundo en shock, pero nada comparado con lo pretende hacer Japón a partir de ahora. La isla nipona Hokkaido está trasformando las vacas en combustible de hidrógeno a partir de estiércol.
Cabe destacar que la isla de Hokkaido es una zona clave del país en lo que a producción láctea se refiere. Este proyecto pretende aprovechar su condición para convertir estiércol de vaca en hidrógeno.
De esta manera, un recurso que a primera vista no es útil puede otorgarle al ser humano un combustible limpio para aplicar en vehículos, hogares y maquinaria agrícola.
Con más de un millón de vacas generando en la actualidad 20 millones de toneladas de estiércol al año, estos desechos suponen un problema ambiental ocasionado por sus emisiones de metano y el impacto que tiene sobre la calidad del agua.
Japón convierte estiércol en hidrógeno: ¿cómo lo hace?
El Shikaoi Hydrogen Farm, iniciativa lanzada en 2015 por el Ministerio de Medio Ambiente de Japón, busca terminar con este problema con esta transformación. ¿Cómo lo hace? El estiércol y la orina de las vacas se recogen de las granjas locales y envían a un digestor anaeróbico.
Llegado a este punto, las bacterias descomponen la materia orgánica para producir biogás y fertilizante líquido. El siguiente paso es que el biogás se purifica en metano, que después pasa a ser hidrógeno.
Cuando se quema, el hidrógeno no difunde carbono, por lo que el resultado de esta metodología es una alternativa viable a los combustibles fósiles.
BBC publicó las declaraciones de Maiko Abe de Air Water, una de las varias compañías que forman parte del proyecto de la granja de hidrógeno. “Este proyecto para producir hidrógeno a partir de estiércol de ganado se originó en Japón y es único en este lugar”, expresó.
Y prosiguió: “Shikaoi (una ciudad en el centro de Hokkaido) representa el 30% de los desechos y la orina de las vacas de Hokkaido, por lo que tiene un gran potencial para la energía renovable”.
Vacas, el nuevo y gran tesoro energético de Japón
Aunque este proyecto de Japón podría cubrir varias de las necesidades que manifiesta tener el ser humano. Sin embargo, no se encuentra exento de desafíos.
El primero tiene que ver con la logística, puesto que el hidrógeno debe almacenarse en tanques de alta presión, haciéndolo susceptible a fugas y degradación de materiales, además de necesitar infraestructura especializada para su transporte y distribución.
Además, su almacenamiento criogénico a -253ºC es muy costoso, por lo que su escalabilidad se hace complicada. Pese a estos retos, el proyecto continúa adelante, con subsidios que equilibran el precio del hidrógeno con el de la gasolina.
Sea como fuere, Japón ha encontrado en las vacas un auténtico tesoro energético que todavía tiene mucho que mostrarnos. En paralelo, Estados Unidos está poniendo especial atención a este combustible renovables que producen las vacas.