La supervivencia humana es la principal motivación del hombre. Por ella, realizamos las diferentes acciones que ejecutamos durante el día. Aunque hay algunas claves obvias para la supervivencia humana, como el acceso a comida y agua, también existen otras que se han añadido con el paso del tiempo o que han tomado mayor relevancia. Por ejemplo, la adaptabilidad a los cambios, la vida en comunidad, el conocimiento y la salud mental. A estos parámetros se les suma otro que ha motivado un proyecto de gran potencial.
La clave para la supervivencia humana
Después de que el mundo quedara maravillado con esta valla fotovoltaica, aparece un proyecto que podría ser la clave para la supervivencia humana. Un grupo de investigadores daneses han comprobado que paneles solares verticales y cultivos pueden coexistir. Esto sin que se traduzca en una pérdida de rendimiento energético.
Además, solo ocupan alrededor del 10% del área de campo. El equipo de Aarhus University implantó paneles solares verticales en campos agrícolas. Los cultivos de trigo y mezclas de trébol y hierba progresaron de forma óptima tanto en campos abiertos como entre paneles.
Lo que antes se veía como una opción forzada (utilizar las tierras para cultivo o producción solar) está comenzando a quedar en el pasado. La agrovoltaica vertical evidencia la posibilidad de integrar ambas prácticas de manera eficiente, estética y sostenible.
En Dinamarca, se ha llevado adelante una experiencia piloto en Foulum. Los resultados arrojados han sido de carácter contundente. El crecimiento de los cultivos ha sido el mismo en espacios con paneles verticales bifaciales y campos abiertos.
Agrovoltaica, una técnica clave para la supervivencia humana
Así las cosas, la agrovoltaica se alza como una técnica clave para la supervivencia humana, dado que brinda dos elementos clave para ella: energía y alimentos. Además, el patrón diario de producción eléctrica de estos paneles verticales, orientados de este a este, coincide mejor con los picos de consumo matutino y vespertino.
De esta manera, sube el valor de la energía generada, incluso cuando el volumen anual es ligeramente menor al de un método convencional inclinado hacia el sur. Entre los aspectos más potentes de este sistema radica su eficiencia en el uso del suelo.
Una instalación solar tradicional tiene que competir con la agricultura por el uso del espacio. En su lugar, la agrovoltaica vertical solo “invade” alrededor del 10% de la zona del campo. Dicha alternación permite conservar la generación de alimentos y energía en la misma ubicación.
Con esta metodología, se evita la expansión innecesaria sobre suelos naturales o agrícolas. Los cálculos del equipo pusieron de manifiesto que originar la misma cantidad de energía y alimentos en instalaciones separadas necesitaría entre un 18 y un 26% más de terreno.
Una diferencia clave en regiones en las que la presión sobre el suelo sube, como sucede en la actualidad en múltiples países europeos.
Beneficios de la agrovoltaica en un momento clave
Los beneficios técnicos y ambientales son palpables. Los paneles bifaciales de vidrio por ambos lados toman la luz directa y la reflejada por el suelo, optimizando la producción energética.
Asimismo, requieren de un menor número de recursos de construcción; desprenden menos CO2 durante su fabricación e instalación y soportan mejor el viento y los efectos meteorológicos adversos.
Un escenario que se desenvuelve sin interferir con los trabajos agrícolas convencionales, dado que el diseño permite el paso de maquinaria estándar entre filas de paneles.
La evaluación de esta tecnología llega en un momento clave de la historia. La Unión Europea ha establecido metas ambiciosas para darles un mayor protagonismo a las energías renovables, con el objetivo de rozar la neutralidad climática para 2050.
Modelos como el de Aarhus proporcionan una alternativa óptima para acabar con el eterno conflicto por el suelo. La clave de la supervivencia humana podría estar allí: en la agrovoltaica, que abastece dos de las mayores necesidades, energía y alimentos. Por este motivo, no resulta extraño que España transite el boom de la agrovoltaica.