Aguas contaminadas son el previsible fin del mundo. Basuras de todo tipo que acaban en ríos, océanos y mares. Detritos industriales que se vierten sin ningún proceso de descontaminación en la primera corriente que hay a mano. Pesticidas de alta toxicidad que se usan con impunidad y cuyos residuos terminan en las capas freáticas o directamente en las aguas cercanas. Eliminación de gases a la atmosfera que acaban en lluvias ácidas. Estas y muchas más pueden ser las causas de que se extinga la vida por falta de agua potable.
En las siguientes imágenes es posible apreciar no solo que la contaminación del agua es un problema real al que pocos gobiernos del mundo ponen coto. Si no que la misma naturaleza está rebelándose contra los ataques que sufre por la mano del ser humano, a causa de su egoísmo y desidia.
Impactantes imágenes de la contaminación de las aguas
En muchos lugares de la Tierra, la cantidad de basura que se tira termina acumulándose en los ríos y corrientes de agua. No solo contaminándolos, si no haciendo prácticamente imposible la vida de quienes dependen de su salubridad para subsistir: personas, plantas y animales.
Playas
Las playas reciben puntualmente su dosis de basura diaria que es depositada por las mareas en sus orillas. Si a ello le sumamos la desidia de muchos de los visitantes que no son capaces de tirar sus residuos en donde corresponde o llevárselos consigo y deshacerse de ellos de la manera correcta. Poco futuro tienen estos sitios de veraneo y el hábitat de peces, aves, tortugas, crustáceos y cientos de especies más, que dependen del equilibrio de dicho ecosistema.
Ríos y lagos
Las fuentes de agua potable solían ser los ríos, lagos y lagunas cercanos a las poblaciones, pero debido a que la mayoría de estos han terminado con unos niveles de contaminación alarmantes, se ha tenido que recurrir a otros métodos para purificar las aguas. Esto las encarece y hace que muchas personas no puedan acceder a ella.
El volcado de sulfuros (y de muchos químicos más) de manera directa en las aguas cambia la composición de la misma, convirtiéndola en insalubre y tóxica. Además, afecta a todo el Medio Ambiente, ya que los contaminantes se acumulan en la tierra y son absorbidas por las plantas o bebidos por los animales, lo que pone en peligro su supervivencia.
Y lo más preocupante es que los vertidos ilegales se hacen ante la vista de todos. Muchas veces amparados por gobiernos que miran para otro lado. Por muchos habitantes de los lugares que temen por los puestos de trabajo que dan estas industrias. O simplemente no les importa o ignoran la magnitud de estos contaminantes. A excepción de un puñado de personas que luchan por revertir las situaciones y conseguir la aplicación de medidas efectivas que ataque a las causas, no solo a las consecuencias.
Pésimos ejemplos
Parece mentira que los peces se comporten de una manera, al parecer, más inteligente que la de los humanos. En la imagen superior se puede ver como intentan saltar de una poza contaminada tratando de escapar de una muerte segura. Aguas contaminadas son el previsible fin del mundo.
Por poner un ejemplo: el río Santiago en México está tan contaminado que es hasta peligroso respirar los vapores que emite. Los peces hace ya años que brillan por su ausencia. Y sobre la superficie del agua solo se ve una capa de espuma producto de los químicos que se vuelcan hasta hoy con completa impunidad.
El volcado de químicos y fertilizantes directamente en las corrientes de agua ha provocado que un fenómeno natural llamado eutrofización, contribuya a la putrefacción de las aguas. Las algas y plantas acuáticas proliferan de manera descontrolada y cuando mueren, caen al fondo descomponiéndose y liberando gas metano que contamina aún más el agua y el Medio Ambiente.
El Maldito petróleo
Por descuido, por error o por accidente, lo cierto es que miles de litros de petróleo acaban en las aguas y producen las llamadas mareas negras que ponen en peligro toda la cadena ecológica del lugar del vertido. Quitar este combustible fósil de las aguas es una tarea ardua, costosa y que lleva mucho tiempo, hasta lograr resultados más o menos aceptables.
Pero no solo da muchísimo trabajo retirar el petróleo de las aguas, sino que si no se toman las medidas necesarias, el proceso de limpieza les puede costar a los trabajadores empleados para ello, graves problemas de salud.
O paramos o nos morimos todos
Si no se cesa de una vez por todas de contaminar las aguas, las especies vivas están condenadas a perecer por intoxicación o por sed. Y esa es una tarea que incumbe a todos. A los gobernantes que deben velar por el cumplimiento de las leyes. A las industrias en general que tienen que tomar conciencia del daño medioambiental que causan cuando los intereses económicos son su única prioridad. Y a los ciudadanos comunes, que bien pueden hacer un esfuerzo personal y colectivo para no contribuir a empeorar la ya grave situación.
Cada envase abandonado, cada bolsa tirada al mar, cada lata dejada en un bosque, es un aporte personal a que este enorme problema que afecta a todos los seres vivos se agrave. Y llegará un momento en el que será imposible revertir sus consecuencias. Y en ese instante de nada nos servirá decir que lo sentimos. Ya no habrá agua para beber.
Y aunque suene alarmista, ese punto de inflexión está a la vuelta de la equina. Al paso que vamos, en unos años no quedará agua potable y sin contaminar. Y los costes por lograr que sea salubre aumentarán de tal manera, que tomar un vaso de agua pura será un privilegio de pocos. Por lo que el agua podría ser el próximo motivo para que se entablen nuevos y más sangrientos conflictos armados. Aguas contaminadas son el previsible fin del mundo.