El de Ándara fue hasta principios del siglo pasado el lago de mayor superficie de Cantabria. Tenía una longitud de 325 metros, una anchura de 75 metros y una profundidad máxima de 12 metros. El lago desapareció a causa de la apertura de una grieta provocada por las explosiones llevadas a cabo en las cercanas minas de Mazarrasa y de la Providencia, y quedó convertido en zona de pastizal.
Las compañías mineras siempre negaron su responsabilidad y alegaron causas naturales. En 2011, dos profesores del departamento de Geología de la Universidad de Oviedo, encontraron el lugar donde comenzó la filtración y confirmaron que esta se produjo a causa de la voladura minera.
El lago de Ándara es una de las únicas tres “bolsas” de agua que pueden recibir ese nombre en Picos de Europa. Las otras dos son los lagoa de Enol y la Ercina, en el macizo Occidental. Hay otras pequeñas balsas como las lagunillas de las Moñetas, el Llagu Rasa, los lagos de Lloroza, todos en el Central, o el Jou del Reseco, en el Occidental, pero no alcanzan la categoría de lagos y muchos veranos desaparecen.
Futuros trabajos de recuperación del Lago de Ándara
El PSOE va a pedir nuevos trabajos para intentar recuperar el lago de Ándara, que se encontraba en el macizo oriental de Picos de Europa y que desapareció en 1911 debido a una voladura de la explotación minera que había en la zona, que provocó una grieta por la que se filtró toda el agua. Ese lago tenía una superficie de 19.000 metros cuadrados y era uno de los mayores de los Picos de Europa hasta su desaparición.
Próximamente, se va a analizar la moción con la que el PSOE en la Cámara Alta plantea la recuperación de ese lago, situado en la parte cántabra de Picos de Europa. Su recuperación ya fue analizada por la Universidad de Oviedo a través de un estudio que la encargó, en 2017, el Ministerio de Medio Ambiente.
Tras ese estudio, los gestores de los Picos de Europa plantearon recuperar el lago en 2018, coincidiendo con los cien años de la declaración de ese espacio protegido como Parque Nacional, pero un informe de la Confederación Hidrográfica del Cantábrico echó abajo ese proyecto.
Ese informe, que se dio a conocer en octubre de 2018, indicaba que la recuperación del lago de Ándara no podía iniciarse debido a que podrían generarse problemas de contaminación en el acuífero de ese espacio.
En esa zona la compañía Minas de Mazarrasa estuvo extrayendo zinc, en la época en la que desapareció el lago por una de sus explosiones para sacar mineral, y para ello creó una especie de poblado, del que solo quedan las ruinas de varias construcciones, en el que vivían los mineros.
El senador socialista por Cantabria y alcalde del municipio lebaniego de Peñarrubia -próximo a la zona de Ándara-, Secundino Caso, plantea en la propuesta, que defenderá ante la Comisión de Reto Demográfico y Despoblación, que cuando estén los presupuestos estatales aprobados, «puedan tener cabida proyectos para la conversión en refugio de montaña de las ruinas de los antiguos casetones donde pernoctaban los mineros«.
Esas construcciones se encuentran sobre y alrededor del que fue el lago más grande de Cantabria, situado en terrenos del Parque Nacional de los Picos de Europa que se enclavan en el municipio cántabro de Cillorigo de Liébana. EFE / ECOticias.com