España cierra 2025 con más de 350.000 hectáreas calcinadas, el peor dato en tres décadas, mientras Sánchez impulsa un pacto de Estado para frenar una emergencia agravada por el calor extremo y el abandono rural.
La aceleración del cambio climático de origen antropogénico ha degradado los ecosistemas a nivel mundial incluyendo grandes cambios en fenómenos como los incendios forestales en España, que durante mucho tiempo fueron parte de la renaturalización de los montes y bosques.
El fuego es un proceso ecológico importante en muchos ecosistemas del mundo. Sin embargo, los cambios sustanciales que han afectado a los patrones de los incendios amenazan actualmente los ecosistemas, ya que el fuego es mucho más destructivo que antes.
Incendios forestales en España muestran un escenario crítico en 2025
Con más de 350.000 hectáreas calcinadas tras un verano extremadamente caluroso, España se encamina a cerrar 2025 con el peor balance de incendios forestales de las últimas tres décadas. Ante la magnitud del desafío, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido a impulsar un pacto climático de Estado para afrontar la creciente emergencia del fuego.
Los datos confirman que ha sido un año devastador; una nueva evidencia de la especial vulnerabilidad natural del territorio a causa de factores como la geografía de este país a orillas de un mar tan cálido como el Mediterráneo, olas de calor recurrentes y unas condiciones climáticas cada vez más extremas.
Solo en el mes de agosto se quemaron 336.000 hectáreas, de manera muy concentrada en Galicia, Castilla y León y Extremadura, que absorbieron casi la totalidad de la superficie quemada.
El presidente del Gobierno ha apelado a los grupos parlamentarios a contribuir y acordar el pacto de Estado frente a la emergencia climática desde la «responsabilidad y el interés general«, al ser un «escudo para España«, que está «en primera línea de la amenaza«.
Este año, el número de grandes incendios en el país -de más de 500 hectáreas- ha superado los 60, una cifra que se aproxima al triple de la media anual de la última década, según los últimos datos facilitados por el Ministerio para la Transición Ecológica (Miteco).
«No se quemaba tanto en España, desde 1994 cuando ardió casi medio millón de hectáreas«, ha asegurado Víctor Resco de Dios, catedrático de ingeniería forestal de la Universidad de Lleida.
Las altas temperaturas estivales han sido uno de los factores determinantes para el fuego. El verano de 2025 ha sido el más caluroso desde que existe registros (desde 1961), según la Agencia Estatal de Meteorología, con un total de tres olas de calor -dos afectaron a la península y Baleares y una tercera a Canarias.
El número de días con dichas condiciones sofocantes fue de 33, lo que significa que más de uno de cada tres días del verano estuvo bajo los efectos del calor extremo.
El exceso de combustible convierte los bosques en un polvorín
Esto ha sido propiciado no solo por el tradicional abandono rural que genera de por sí más y más maleza, sino además por el impacto de una primavera lluviosa que ha generado más hierbas, que son combustible fino cuando se agostan y facilitan la propagación del fuego porque al secarse prenden como una mecha.
Este año se ha registrado el mayor incendio en la península Ibérica, con más de 62.000 hectáreas en Portugal, y también los dos mayores de España: el de Molezuelas, con más de 40.000 hectáreas quemadas, y también rondando la cifra el de Larouco, en Ourense.
No se había superado nunca la cifra de 10.000 hectáreas quemadas en un solo incendio en Galicia hasta que en 2022 se produjeron los incendios de Courel y el de Carballeda de Valdeorras de 13.000 hectáreas aproximadamente.
Aunque ha ido disminuyendo claramente el área quemada por incendios en el país, «tras tocarse fondo en 2018, desde entonces se observa una tendencia alcista«, aunque con excepciones como en 2024, que fue el segundo año con menos superficie arrasada de la década, según Resco de Dios.
«Hemos entrado en la fase en la que los incendios ya no se pueden apagar«, ha advertido el experto.
«Aunque tengamos muchísimos más medios en la actualidad de los que teníamos en el pasado» resulta cada vez más complicado extinguir los fuegos forestales. «No hemos atajado los problemas estructurales«, ha añadido.
El combustible se está acumulando en los campos desde 1955 que es «cuando el éxodo rural tuvo su pico» y la España rural se ha ido vaciando, con las consecuencias que eso implica de abandono.
Aunque el área quemada ha ido disminuyendo en los últimos años, el fuego forestal en este país de enorme riqueza en biodiversidad sigue siendo un problema muy difícil de atajar.
El pacto climático de Estado busca frenar una tendencia imparable
Tras los incendios de este verano el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, se ha comprometido a impulsar con todos los medios disponibles un pacto climático de Estado para combatir el fuego a largo plazo, con una propuesta que incluye 15 ejes y 80 medidas concretas, con el conocimiento científico en el centro de la estrategia.
Pedro Sánchez ha apelado a la «España sensata» y la colaboración de toda la sociedad con el pacto de Estado para hacer de este país «un referente en esta causa» y con ello, «proteger la prosperidad, el empleo, las infraestructuras, reducir daños futuros, evitar pérdidas millonarias, salvar vidas y reforzar nuestra seguridad colectiva«.
Por otra parte, al problema de la devastación ambiental provocada por los incendios forestales en verano se suman en estas fechas del año otras amenazas, según los expertos, como el arrastre de cenizas coincidiendo con la temporada de lluvias.
Este fenómeno no solo agrava la degradación de los terrenos calcinados, sino que puede contaminar las aguas de ríos y embalses, comprometiendo su calidad y generando riesgos para la salud pública. Seguir leyendo en ECOticias.com / EFE




















