COP15 de la biodiversidad. En esta Cumbre se pretende fijar nuevos objetivos y elevar el nivel de ambición de los Estados. Se espera conseguir un instaurar un marco global común para restaurar y proteger la biodiversidad. En última instancia, este marco debe permitir lograr, una visión común de vivir en armonía con la naturaleza. Y ello debe lograrse antes de 2050.
Por el simbolismo y las expectativas que despierta, muchos comparan la COP15 sobre biodiversidad con la COP21 sobre clima. Gracias a la cual se llegó al célebre Acuerdo de París. Esto, en las actuales condiciones, supone todo un reto. Por lo que las expectativas que rodean a esta COP15 son muchas y muy esperanzadoras.
La triste realidad es que la humanidad se está quedando atrás en términos de conservación de la biodiversidad. La última vez que una COP de la biodiversidad fue medianamente eficaz fue cuando se plantearon los denominados objetivos Aichi. Estos 20 objetivos fueron producto de la COP10 que se celebró en la ciudad japonesa de Nagoya. Pero lamentablemente ninguno se ha logrado completamente a nivel mundial.
El tiempo se acaba. No menos de un millón de especies animales y vegetales, de los ocho millones estimados en la Tierra, están en peligro de extinción. Esta situación amenaza los medios de subsistencia y la seguridad alimentaria de miles de millones de personas. Esté en peligro la existencia y la salud de millones de individuos, incluidos los humanos.
Declaración de Kunming
La COP15 de la biodiversidad se realizó en dos etapas. La primera, que aconteció en China, culminó con la Declaración de Kunming. Entre sus 17 objetivos está el de proteger efectivamente y antes de 2030 el 30% de la tierra y los mares. A día de hoy tan solo hay unos mínimos niveles de protección. Que comprenden el 8% del medio acuático y menos del 16% del terrestre
La declaración de Kunming servirá de base para las negociaciones que se llevarán a cabo en Montreal. Allí es donde finalizará la COP15 sobre biodiversidad. El resultado que se alcance en esta conferencia será crucial para el futuro. Están en juego los esfuerzos de conservación de las próximas 3 décadas. Y la posibilidad de detener la vorágine destructiva que puede tener las más nefastas consecuencias a nivel planetario.