El medio ambiente es el entorno natural que sostiene la vida en la Tierra. Incluye a todos los seres que habitamos el planeta y al entorno que nos rodea. Este abarca desde el pequeño ámbito de nuestro hogar hasta la más alta de las montañas, el más profundo de los océanos y las capas atmosféricas más lejanas.
Definición ampliada de medio ambiente
Se habla de medio ambiente natural, porque comprende únicamente este tipo de interacciones entre los seres vivos y el ámbito que les rodea, nunca las artificiales. Además del entorno, dentro de la definición se incluyen también a los recursos naturales necesarios para la supervivencia de animales y humanos y hasta la actividad económica.
Hay dos componentes clave a la hora de referirnos al medio ambiente. Los aspectos más tangibles son las denominadas unidades ecológicas completas, como flora, fauna, suelos, fenómenos naturales y atmósfera. Pero también lo constituyen aquellos elementos que no tiene límites definibles, como el clima, las aguas, el aire, el magnetismo, la radiación o la energía, siempre que tengan un origen natural.
Elementos del Medio Ambiente inanimados
Dentro del medio ambiente destacan los suelos, el aire y el agua. Los componentes básicos de los mismos son minerales, gases, metales, etc. Y si bien no tiene vida por sí mismos, resultan vitales para que existan animales y plantas, puesto que son el medio de sustento y respiración de los mismos.
Los suelos permiten a las plantas tener arraigo para crecer y multiplicarse. El agua no solo es vital para todos los seres vivos, puesto que compone gran parte de sus cuerpos, sino que es el medio en el que viven los seres acuáticos (alga, peces, crustáceos, etc.). El aire es imprescindible para los seres pulmonados y para las plantas.
Elementos del Medio Ambiente que tiene vida
Todos los seres que habitan la Tierra son parte del medio ambiente. No solo porque lo integran, sino porque su presencia y acciones lo moldean y forjan. Dado que el planeta es un gran ecosistema que se subdivide a su vez en sub ecosistemas, cada uno de los entes que lo habitan deja su impronta y es útil y necesario.
Desde el microorganismo más pequeño hasta el mayor de los mamíferos, todos aportan su cuota de utilidad al sistema en el que viven. Si alguna de las especies se extingue o desaparece de determinado ecosistema, fuerza al mismo a un cambio con el fin de recuperar el equilibrio, lo que puede traducirse en un acto de evolución o en uno de involución.
Y es que dentro de un ecosistema, cada uno de los seres que lo habita tiene su propia función, que se complementa con la de los demás vecinos. Los hongos y las bacterias descomponen materia muerta y evitan la aparición de elementos dañinos para la salud de un bosque. Los árboles fijan el suelo. Los pájaros y mamíferos esparcen semillas y los insectos polinizan las flores.
Esa es la causa por la que se debe preservar la biodiversidad, defendiendo la pervivencia de todas y cada una de las especies animales y vegetales dentro de sus hábitats naturales, con el fin de que la biota a la que pertenecen no se vea afectada. También se debe cuidar y proteger el medio mineral e inerte, que es parte activa del ecosistema.