La minería submarina es una industria incipiente enfocada en la recolección de minerales, generalmente del fondo marino, a profundidades de más de mil metros. Sus defensores argumentan que podría ayudar a suministrar minerales cruciales que se necesitan para llevar a cabo la transición de combustibles fósiles hacia tecnologías más limpias.
También afirman que es una alternativa más amigable con el medio ambiente en comparación con la explotación en tierra. Sin embargo, esta actividad industrial altamente disruptiva en un sistema tan remoto, frágil y poco estudiado no está exenta de riesgos, los cuales aún son poco comprendidos.
La incipiente industria de la minería en aguas marinas profundas amenaza la salud, y tal vez la existencia misma de las comunidades del océano profundo. Destruiría las estructuras físicas del fondo marino y los ecosistemas que estas albergan, levantaría columnas de sedimentos que asfixiarían a los organismos, alteraría la química oceánica a lo largo de muchos kilómetros y generaría contaminación acústica en el silencioso océano profundo.
Por esta razón hay millones de personas en todo el mundo que se oponen a este tipo de prácticas. Muchas de ellas han firmado sendas peticiones para detener esta locura y proteger los fondos marinos de la destructiva ambición humana.
Entrega de firmas contra la minería submarina en la UNOC3
La secretaria general de la Autoridad Internacional de los Fondos Marinos (ISA), Leticia Carvalho, recibió en la UNOC3, la Cumbre del Océano en Niza (Francia) de manos de la activista marina y fundadora de The Ocean and Us, Farah Obaidullah, dos listas de firmas en contra de la minería en los fondos marinos.
Obaidullah, activista por la conservación del océano, entregó, por un lado, el respaldo de 162 organizaciones de una treintena de países, entre ellas empresas, museos, centros de arte y de la cultura, del mundo del deporte, organizaciones sin ánimo de lucro, escuelas, universidades, grupos de mujeres y asociaciones de pescadores.
También le hizo llegar a Carvalho una petición con el lema ‘Di no a la minería de aguas profundas’ firmada por 350.000 personas de todo el mundo, que sigue abierta, según un comunicado de The Ocean and Us. «Dado el grave estado de nuestro mundo vivo, del que todos dependemos, no podemos permitirnos abrir el océano global a la minería de aguas profundas», sostiene la activista.
Ambas peticiones, asegura, demuestran la «preocupación de la sociedad civil en relación con el futuro de las profundidades oceánicas en zonas situadas fuera de las jurisdicciones nacionales«. Ahora más que nunca, sostiene la fundadora de The Ocean and Us «hay que defender el principio de los bienes comunes mundiales y actuar a través del derecho internacional para proteger lo que pertenece a todos».
La declaración y la petición de una moratoria de la explotación minera de los recursos en los fondos marinos, «refleja la voz colectiva de la sociedad civil comprometida con la protección de uno de los ecosistemas más frágiles y menos conocidos de la Tierra«, subraya la activista. Obaidullah asegura que «la resistencia global -de ciudadanos preocupados de todo el mundo y de todos los sectores- es clara, debemos hacer una pausa y proteger nuestro patrimonio común».
Recuerda que «más de dos tercios de la fauna mundial ya ha desaparecido» y la emergencia climática está acelerando esta pérdida, desestabilizando los sistemas naturales, incluido el océano profundo, que regula el clima, captura carbono y sustenta la vida planetaria.
Si se permite que siga adelante la minería submarina, dice Obaidullah, la explotación minera de los fondos marinos «causará daños irreversibles» a los ecosistemas de las profundidades oceánicas, liberará carbono almacenado durante milenios y socavará la capacidad de recuperación del océano justo cuando más se necesita. La Autoridad Internacional de los Fondos Marinos agradeció a The Ocean and Us por compartir la declaración y dijo que «la mejor manera de proteger el océano es contar con una normativa rigurosa». EFE / ECOticias.com