España importa más que nunca gas de EEUU. ¿Quién se está beneficiando de la guerra en Ucrania? La respuesta corta: las compañías energéticas. La larga: un informe publicado hoy por Greenpeace desvela que las empresas gasísticas han aprovechado la crisis energética provocada por la guerra en Ucrania para aumentar las importaciones de gas natural licuado y cerrar contratos a largo plazo entre Estados Unidos y Europa. España es, después de Francia y Reino Unido, el tercer importador de gas desde Estados Unidos.
Las inversiones públicas en operadores privados, como Enagás en España, muestran cómo los Gobiernos de Estados Unidos y Europa están anteponiendo el suministro de gas sobre el cumplimiento de los objetivos climáticos globales, sacrificando las cada vez más reducidas opciones de evitar un calentamiento global de 1,5 °C, además de contribuir al impacto en la salud de las comunidades situadas junto a los pozos de prospección de gas estadounidenses.
Quién se beneficia de la guerra
Estos son algunos de los hallazgos clave de “Quién se beneficia de la guerra: las compañías de gas sacan provecho a la invasión de Ucrania”, una investigación de Greenpeace International publicada hoy en todo el mundo. Para la organización medioambiental, estos contratos son el resultado de la influencia de operadores de gas europeos como Enagás tanto para asesorar a Gobiernos y empresas como para construir nuevas infraestructuras gasísticas. En un momento de miedo ante una posible escasez de energía, las compañías de gas han cambiado rápidamente sus mensajes públicos y han pasado de hacer lobby por la «transición energética» a la «seguridad energética».
“La verdadera seguridad energética no se consigue cambiando de proveedor de una energía que no tenemos, sino cambiando a fuentes de energía que sí tenemos y que, además, son compatibles con los compromisos climáticos: las energías renovables. Además de, por supuesto, reduciendo la demanda de energía con eficiencia y evitando consumos innecesarios”, ha asegurado Francisco del Pozo Campos, responsable de la campaña contra los combustibles fósiles de Greenpeace España.
Estas son las principales conclusiones del informe
- La mayoría de los proyectos propuestos no estarán operativos a tiempo para hacer frente a la escasez energética a corto plazo provocada por la guerra en Ucrania, ya que no entrarán en funcionamiento hasta 2026.
- EEUU ha aprobado proyectos que, de llevarse a cabo, duplicarán la capacidad de exportación de gas licuado hasta 439 bcm anuales, con unas emisiones anuales durante su ciclo de vida equivalentes a las de 393 millones de coches.
- En 2022, la cantidad de gas licuado estadounidense que importó Europa aumentó en un 140%. Francia importó casi la cuarta parte, seguida de cerca por el Reino Unido y España. Al mismo tiempo, se están impulsando los planes para la construcción de un arsenal de nuevas terminales para la importación.
- En la actualidad, se están construyendo ocho terminales de gas licuado en Europa y hay propuestas otras 38 más. Si se construyen estas terminales, supondrán 950 millones de toneladas de CO₂-eq adicionales al año o 211 millones de coches emitiendo al año.
Impactos en la salud y la seguridad
El informe también destaca los graves impactos en la salud y la seguridad que la expansión del gas tiene en las comunidades. España y otros países europeos han prohibido métodos de extracción de gas como el fracking o fractura hidráulica, pero sí compran el que se produce en EEUU. La extracción y el transporte de GNL tóxico en Texas, Nuevo México y Luisiana ha resultado en un empeoramiento de la calidad del aire, agua contaminada, enfermedades respiratorias, problemas en fetos y tasas elevadas de cáncer en estas comunidades, muchas de las cuales son predominantemente negras, mestizas e indígenas y con bajos ingresos.
El caso español: El Musel
El informe de Greenpeace señala que España, por su situación estratégica y su exceso de infraestructura gasista, fruto de una planificación que no tuvo en cuenta la demanda real, juega un rol muy relevante en el boom del gas de EEUU.
“El caso de España es especialmente flagrante porque, además de aumentar enormemente las importaciones de gas desde EEUU, ahora ha decidido volver a poner en marcha la planta de GNL de El Musel en Gijón, que Enagas tenía en estado de hibernación desde 2014 y que ahora espera utilizar como puente logístico de gas para las plantas flotantes de regasificiación del norte de Europa”, ha explicado Del Pozo: “El llamado hub del gas ibérico que pretende canalizar gas de EEUU hacia Europa no abarata las facturas a los usuarios, tan sólo va a engordar los beneficios de compañías privadas como Enagás o la portuguesa REN”. España importa más que nunca gas de EEUU.