El incendio en Las Médulas constituye uno de los peores que padece el país en estos momentos. Además de ser Patrimonio de la Humanidad, es un espacio turístico de gran importancia en El Bierzo, uno de los sitios de España que más sufre el abandono rural.
Las Médulas fue la mayor mina a cielo abierto de todo el Imperio Romano. Su escala, el número de vestigios y el grado de conservación del conjunto lo convierten en un ejemplo excepcional de la minería antigua, lo que se suma a su excepcional bosque que es el que ahora mismo está siendo pasto de las llamas.
Las Médulas tardará muchos años en su recuperación
El Bierzo mira con angustia y desolación los estragos del fuego en Las Médulas, un paisaje cultural y natural único en España. La mayor mina a cielo abierto del Imperio Romano, un entorno declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en 1997, ha sido afectada en parte por el incendio desatado el pasado sábado en Yeres, aunque aún es pronto para conocer el alcance de los daños.
«Estamos destrozados», reconoce la guía turística Noelia Correa, quien conoce perfectamente el paraje de Las Médulas. Correa, propietaria de la empresa Guías Bierzo, enseña habitualmente a los visitantes los característicos picachos de arcilla roja y los castaños centenarios que conforman este «emblema de la comarca de El Bierzo y de todo el mundo».
El complejo sistema de ingeniería usado por los romanos para extraer oro alteró hace 2.000 años el entorno del enclave montañoso en la provincia de León, dando a Las Médulas a un paisaje «espectacular» con un valor «incalculable», explica .
La falta de inversión en prevención
Los ingenieros romanos utilizaron el sistema de Ruina montium, según el cual creaban e inundaban galerías subterráneas en la montaña hasta el punto que estas cedían y se derrumbaban, como «un castillo de arena de la playa», expone Correa.
El «procedimiento para extraer el oro supera al trabajo de los gigantes», decía el cronista romano Plinio el Viejo, cuyas descripciones de la época han sido claves para conocer la historia del lugar.
El barro que se generaba después con este sistema se filtraba a través de canalizaciones de lavado y «coladores naturales» hechos a partir de la madera del brezo que crece en los montes bajos. Finalmente, quemaban el brezo que había acumulado el barro y el oro para extraer manualmente las pepitas que brillaban en la ceniza.
Es precisamente la facilidad con la que arde esta vegetación lo que hace de Las Médulas un lugar con «un riesgo de incendio muy elevado«. De hecho, un incendio en la comarca gallega de Valdeorras en 2022 ya amenazó al paraje.
Robles, cerezos y castaños
Este sistema de minería dio lugar a los picuezos o picachos rojos que conforman la postal típica de Las Médulas. Esta se complementa con la vegetación de la zona, formada por robles, cerezos y, sobre todo, castaños que fueron plantados hace incluso 600 o 700 años, y que se siguen explotando por los agricultores de la zona de manera tradicional.
«Son auténticas joyas de la naturaleza. Este paisaje no lo encuentras en cualquier sitio», señala Correa. Muchos visitantes, más que Las Médulas en sí, «valoran el paisaje».
Es precisamente la vegetación la que más se ha visto afectada por el fuego, tal y como ha adelantado la Junta de Castilla y León, y las primeras imágenes que se han conocido del lugar muestran laderas completamente arrasadas: de la característica conjunción del rojo de las montañas y el verde de los árboles de la zona se ha pasado a un sombrío rojo y negro.
Castaños plantados por los romanos
Los castaños actuales son herederos de aquellos que suministraron su madera a las obras de los embalses, diques y conductos romanos que provocaban la «ruina de los montes» y las balsas y canales de decantación en los que se recogían las pepitas de oro.
Estos castaños, introducidos en los tiempos de la Hispania romana, son además la razón de que los restos de este ejemplo de explotación minera se hayan conservado.
Gracias a la vigilancia y cuidados de los agricultores que explotan los castañares que crecen entre sus crestones agujereados, han impedido la entrada a «buscadores» de oro que hubieran podido destrozar los restos en el intento de encontrar alguna pepita olvidada por los romanos.
Según ha afirmado en una rueda de prensa este lunes consejero castellanoleonés de Medio Ambiente, Juan Carlos Suárez-Quiñones, el daño se ha centrado en la vegetación, pero no ha afectado a los restos de la mina, y la zona natural «se reproducirá» y se repoblará «en lo que sea necesario».
Pero Correa advierte de que el daño a la vegetación amenaza también a los restos de la antigua mina. «Lo que queda de ese trabajo minero en gran medida está sujeto por la vegetación», explica. Las raíces de los castaños y el resto de árboles sujetan la tierra, pero si han ardido y están muertas o débiles la montaña pierden la «viga de sujeción».
En cuanto lleguen las lluvias, teme esta guía turística, la erosión crecerá y habrá desprendimientos. Ya a día de hoy, cuenta, es peligroso acceder al entorno en días de tormenta por este riesgo de desprendimientos, por lo que si se suma la desaparición de las raíces puede ser una «catástrofe».
Además de la vegetación, el fuego ha arrasado parte del mirador de Orellán, otro de los principales atractivos turísticos de la zona de Las Médulas, y desde donde se tiene una vista privilegiada del entorno.
La pérdida económica en la zona es incalculable
Por lo pronto, la empresa de Correa, emplazada en Ponferrada, ya ha cancelado todas las visitas para esta semana y evalúan los daños más a largo plazo. «Gran parte del año vivimos gracias a nuestras visitas guiadas a Las Médulas. Estamos en temporada alta y teníamos todas las visitas llenas, así que económicamente va a ser duro», asegura.
En los próximos meses, además, duda de que los turistas «estén dispuestos a ir a un lugar que está quemado, que es rojo y negro», señala. Confía en que ellos saldrán adelante económicamente, pero cree que lo tendrán más difícil quienes trabajen en hoteles, restaurantes o tiendas en los pueblos más cercanos al lugar, y que «solo tienen esa vía de subsistencia».
A medida que pasen los días se conocerá con mayor detalle cuál es el impacto real del fuego en Las Médulas, pero los vecinos de El Bierzo ya lamentan la pérdida parcial de uno de sus mayores atractivos turísticos, clave en una zona amenazada por la despoblación.
A día de hoy se sigue luchando contra las llamas y se espera que las condiciones meteorológicas ayuden a controlar el fuego, contra el que luchan con denuedo cientos de bomberos y voluntarios. Un ejemplo más de que si no se previene en invierno, que es cuando realmente es imprescindible actuar, luego las desgracias son muchísimo mayores. ECOticias.com