Las Smart Cities o ciudades inteligentes solo son posibles a través de una movilidad sostenible. La movilidad eléctrica es uno de los principales avances para lograrlo.
¿A qué nos referimos cuando hablamos de Smart Cities?
Llámense ciudades inteligentes, sostenibles, digitales, innovadoras, 4.0, responsables, etc., todas ellas aluden a un mismo concepto de hacer ciudad: pensar en el ciudadano y mejorar sus condiciones de vida a través de la tecnología. Para ello, resulta clave trabajar varios “pilares” que son básicos en una Smart City o ciudad inteligente: gobierno y datos abiertos, administración electrónica y digitalización, accesibilidad, turismo responsable, economía circular, renaturalización o espacios verdes, innovación social, eficiencia energética y movilidad sostenible.
La movilidad sostenible o inteligente es una de las bases de la ciudad del S.XXI, de la ciudad para todos. Para ello, se crean estrategias de ciudad. Si hemos escuchado hablar de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), aquí es donde entran en juego, a través de las Agendas 2030 de la ONU. Pero, teoría aparte, vamos a entrar a ver cómo se hacen realidad estos proyectos en la ciudad.
¿Cómo se consigue una Smart City a través de la movilidad?
Se trabajan cuatro aspectos básicos para lograr una movilidad inteligente: el impulso de los desplazamientos a pie, la bicicleta, el transporte público y la electromovilidad. El primero de ellos, peatonalizando y facilitando la llegada a los lugares caminando; el segundo, fomentando los desplazamientos en bici de manera cómoda, rápida y segura; el tercero de ellos, mejorando el acceso y las condiciones del transporte público urbano y, por último, no menos importante y compatible con todos ellos: la movilidad eléctrica.
Los desplazamientos en vehículo privado deben experimentar un cambio radical. La movilidad eléctrica, junto con sistemas de car pooling (viaje compartido) y car sharing (coche compartido), son la solución. La solución del futuro y del presente. Compatibilizar los viajes compartidos (con plataformas como BlaBlaCar), Amovens, como plataforma de alquiler entre particulares) y el coche compartido en grandes ciudades, como: ZITY, en Madrid, por ejemplo.
A estos, los acompañan otro tipo de soluciones, como los VMP (Vehículos de Movilidad Personal), tales como: patinetes eléctricos, segway, scooter y monociclos eléctricos. Pero estos aún tienen complicada su regularización en las ciudades.
Proyectos Smart City en movilidad
Algunos de los proyectos de ciudad inteligente más destacados en movilidad pasan por la peatonalización de cascos históricos, zonas comerciales, impulso de zonas 20 y zonas 30 o de tránsito mixto. Otros, van más encaminados a la creación de carriles-bici, ciclocarriles, aplicaciones para circular de forma segura en bicicleta (Bicimetro), etc. Por otro lado, la mejora de las rutas del transporte público, las infraestructuras, los propios autobuses transformándose también a la electromovilidad. Y, para mejorar el transporte privado, la utilización de vehículos ECO o “0 emisiones”, aún mejor, que nos permiten aparcar de forma gratuita en el centro de las ciudades, circular por zonas que los coches de combustión o térmicos tienen restringidas o disfrutar de ventajas fiscales para que resulte aún más económico circular de forma eléctrica.
Pero todos ellos tienen un mismo objetivo: evitar colapsos o atascos, mejorar la seguridad vial en la ciudad, aumentar la calidad ambiental reduciendo las emisiones y, por tanto, la contaminación en entornos urbanos.
La conectividad coche – móvil
Hoy día, la conectividad es uno de nuestros deseos más proclamados. Conectividad continua para estar al tanto de lo que ocurre y poder compartirlo con los nuestros. Esto no se para, cuando cogemos nuestro coche. Todo empezó con el Bluetooth, cuando podíamos realizar llamadas y, en el mejor de los casos, escuchar música a través de éste. Pero, actualmente, gracias a los sistemas de conectividad coche-móvil más extendidos, tales como: Android Auto, Apple Car Play, Alexa-Echo Auto, podemos realizar un sinfín de actividades (siempre con el coche parado, por supuesto) ;). En marcha, se pueden realizar algunas acciones que son compatibles con la conducción, como la navegación, por ejemplo.
Y nos centraremos más en la conectividad entre el vehículo eléctrico y el móvil que, además de ofrecer lo mismo que cualquier coche térmico actual, nos permite equilibrar las cargas del vehículo.
Gracias a la conectividad entre el coche y el móvil podemos realizar, entre otras cosas, recargas programadas, que los vehículos puedan verter energía a la red, a nuestra casa en momentos de alta demanda y cargar en horas donde la electricidad es más barata. Además, podemos programar nuestro coche para que se encuentre climatizado y a la temperatura que deseemos antes de cogerlo (ahorrando así energía de la batería) y disfrutando del máximo confort en nuestro vehículo eléctrico.
Smart Cities es un término que se aplica a las ciudades en las que se realizan cambios importantes destinados a tecnologizarlas y es el modelo para la creación de nuevos centros urbanos. La movilidad eléctrica es su complemento ideal.
¿Las Smart Cities son el futuro?
En realidad, las Smart Cities ya son el presente, aunque los avances dependen de las condiciones económicas de cada nación que las implementa. De hecho, la UE está apostando por las mejoras tecnológicas y tienes objetivos muy claros vinculado con este tipo de ciudades, que aprovechan al máximo las nuevas tecnologías.
Para hablar de Smart City, también se emplean otros términos como “ciudades digitales” o “ciudades conectadas”, puesto que implican el desarrollo de diversas tecnologías como las redes inteligentes, el Internet de las cosas, medidores y la interconectividad integral, entre otros.
Ya hay muchas ciudades que están haciendo ingentes esfuerzos de adaptación, con el objetivo de conseguir la calificación de Smart Cities invirtiendo en redes y banda ancha, innovando a nivel digital, apostando por la conexión inalámbrica y orientando el funcionamiento de las mismas hacia un fututo interconectado y al servicio de sus ciudadanos.
Movilidad eléctrica; una necesidad ineludible
La movilidad eléctrica, es decir el logro de que todo el transporte tenga una matriz eléctrica, ya sea de personas como de mercaderías y por aire, mar y tierra es un objetivo tan ambicioso como necesario, en un mundo en el que, a quien pretenda sobrevivir no le queda más alternativa que decantarse por la sostenibilidad.
La cantidad de coches eléctricos que circulan por el mundo crece diariamente. En Europa en la actualidad el número de vehículos de este tipo es bastante considerable, aunque hay países en los que la apuesta es más decidida, como es el caso de Noruega donde casi el 56 % del parque automotriz es eléctrico y otros como España, que aún se muestran reacios al cambio, con apenas un 1.39% de cuota de mercado.
Actualmente la cifra de coches eléctricos de nuestro país supera las 25.000 unidades, aunque hay casi 65.000 unidades vehiculares eléctricas (bicicletas, patinetes, etc.). Se espera que esta cantidad aumente de manera exponencial, puesto que uno de los objetivos post COVID, tanto a nivel de la UE como nacional, es el fomento a la movilidad eléctrica.
Smart Cities y movilidad sostenible y eléctrica
Para que el crecimiento de la movilidad eléctrica se efectivice hay que apostar también por las Smart Cities. Es imprescindible alcanzar un punto de equilibrio y un nivel importante de adaptación, para que ambas tecnologías se compatibilicen en favor de una mejora tangible en la vida de los ciudadanos y en el medio ambiente.
Las ciudades del futuro deben adecuarse, para que la población pueda tener acceso rápido, ágil e ilimitado a todos los rincones de los centros urbanos. Para ello necesitará que los gobiernos gestionen los recursos de manera eficaz y poder hacer uso de servicios de transporte eficientes e innovadores, basados en la movilidad eléctrica.
Para lograr que esta conjunción entre las Smart Cities y la movilidad eléctrica sea lo más eficaz posible deben tomarse en cuenta una serie de factores de diferente índole (social, económico, medioambiental, etc.), que serán fundamentales a la hora de la planificación, implantación, implementación y correcto funcionamiento del conjunto.
La nueva movilidad
Las Smart Cities permitirán optimizar la planificación de rutas personales o profesionales, de modo que no solo tendrá en cuenta los vericuetos y atajos del camino, sino que podrá proporcionar en tiempo real la información en cuanto a fluidez del tráfico, influencia climática, etc., con el fin de que cada trayecto sea lo más eficaz posible, lo que conllevará un ahorro de tiempo, energía y dinero.
Ante la realidad de que en breve (apenas 65 a 70 años) se acabará el petróleo, los combustibles altamente contaminantes derivados de esta sustancia dejarán de producirse, por lo que los motores de combustión interna pasarán a la historia. Los coches eléctricos y quizá otras tecnologías alternativas como la solar o el hidrógeno, serán los vehículos que circulen por las futuras Smart Cities.
El carsharing (alquiler por períodos de todo tipo de vehículos particulares), el compartir coche ya sea para trayectos habituales o excepcionales y las nuevas plataformas de movilidad eléctrica urbana. son las maneras de moverse que facilitarán el transporte y lo harán más accesible y económico en las Smart Cities.
La hiper- conectividad, es decir la posibilidad de que exista una conexión en tiempo real de varios dispositivos, algo que ya es una realidad gracias a las aplicaciones móviles, al Big Data y a la Inteligencia Artificial, brindará los parámetros necesarios para que las ciudades tengan patrones de movilidad y de transporte orientados a la sostenibilidad y la eficiencia.
Las infraestructuras deberán adecuarse para dar paso a una movilidad eléctrica y sostenible. La mejora, multiplicación y reorganización de los carriles y aparcamientos para bicicletas y vehículos ligeros y de las zonas de peatones debe ser una de las prioridades, junto con la adaptación de las vías de circulación a los coches eléctricos y la implementación de una señalización acorde con las nuevas tecnologías.
Estos cambios en las infraestructuras deberán ir acompañados necesariamente de la modernización y adecuación de la normativa de uso de todos los vehículos eléctricos, tanto los coches como los patinetes, segways o bicicletas, de la implementación de puntos de carga y de una reeducación y concienciación de todos los ciudadanos.