Ya se están empezando a interceptar las primeras ciudades futuristas. Las poblaciones urbanas no paran de crecer y ascender hacia lugares insospechados. Naciones Unidas acuña que alrededor de dos tercios de la población mundial residirá en grandes urbes para 2050. Para 2014, esta cifra ya había llegado a la mitad.
El proceso de urbanización se intensifica y, con él, aparecen nuevos retos que deben encontrar solución. Los posibles impactos que genera el crecimiento de las poblaciones amplia. El número de coches que transitan por las calles aumentan. También lo hacen los grandes atascos.
Con ellos, hay que contemplar una mayor emisión de gases nocivos para el medioambiente y el incremento de la siniestralidad. Un método para acotarlos y hasta revertirlos es apostar por ciudades futuristas. Su llegada tiene un propósito claramente definido: maximizar la calidad de vida minimizando el consumo de recursos.
Es un concepto focalizado en la eficiencia y la sostenibilidad. La movilidad urbana ocupa un lugar clave en este aspecto. Es menester reparar en cómo lograr que las calles sean más seguras.
Acciones que podrían llevarse a cabo son el impulso de vehículos compartidos y la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero. Puntos como la seguridad, la sostenibilidad, la innovación y la eficiencia son cruciales.
Las verdaderas ciudades futuristas ya están funcionando: En Europa aún las soñamos
Tras filtrarse lo que sucede con esta ciudad futurista, ha salido a la luz lo que está pasando en Asia. Varias ciudades chinas como Shenzhen están a la cabeza de una iniciativa crucial. Las convierte en las verdaderas ciudades futuristas del mundo.
El proyecto pretende alimentar coches eléctricos con electricidad completamente renovable. Todo bajo el radar del programa “Coches Ecológicos, Electricidad Verde”.
Los propietarios de vehículos de nueva energía (NEV) que recarguen en cualquiera de las 11 estaciones de electricidad verde de Shenzhen obtienen un certificado verde. Lo reciben por cada 1000 kWh acumulado, expedido por la Administración Nacional de Energía de China (ANE).
La electricidad verde tiene su origen en fuentes como la energía solar, eólica y biomasa. A partir de 2017, China fomenta este sistema. Entre enero y junio de 2025, fueron emitidos más de 1370 millones de certificados verdes. Siguiendo esta línea, 348 millones se procesaron.
La Comisión Nacional de Desarrollo y Reforma y otros departamentos otorgaron parámetros esenciales en marzo. Impulsaron estaciones de recarga ecológicas y el empleo de electricidad verde en NEV. En Jiangsu, más de 210 estaciones de autopistas ya trabajan en un 100% con electricidad verde. Pekín también anunció su deseo de impulsar esta acción.
Shenzhen, un ejemplo entre las ciudades futuristas
Shenzhen es una de las ciudades futuristas más llamativas del momento. Traza la hoja de ruta para adoptar la movilidad eléctrica. El uso de la electricidad verde en las autopistas trae consigo importantes beneficios medioambientales.
Sumado a esto, impulsa el consumo de nuevas energías entre los consumidores locales. En el caso de China, las ciudades futuristas que están ganando notoriedad lo están haciendo por su forma de aprovechar el potencial de los coches eléctricos.
Beneficios de las verdaderas ciudades futuristas (como las de China)
En las ciudades futuristas, como las que acabamos de nombrar, existe una mejor calidad el aire. Un aspecto que repercute directamente en una mejor calidad de vida para los ciudadanos. Gozan de aire limpio y mejor salud con algo tan “simple” como cambia su medio de transporte habitual.
No están en Europa, pero eso lo hace menos relevantes. Las verdaderas ciudades futuristas existen y están en China. Por su parte, Arabia Saudí también está trabajando en levantar la suya, pero cimentada sobre el valor del hidrógeno.
