La ilusión por los coches de hidrógeno podría perderse antes de que estos vehículos prosperen en el mercado. El mundo del automóvil busca de forma constante nuevas maneras de acotar su huella ecológica. Es el único camino para avanzar hacia la ansiada y codiciada movilidad sostenible.
Considerando estos parámetros, el hidrógeno verde se ha alzado como una de las alternativas con mayor potencial, tanto para turismos como para transporte pesado. Incluso ya tiene un breve recorrido por el automovilismo de competición.
Distintas voces del sector señalan al hidrógeno como un actor protagonismo de cara a los próximos años. El atractivo más llamativo es que, al usarlo como combustible, solo desprende vapor de agua, no residuos contaminantes como los combustibles fósiles.
Firmas como BMW, Toyota, Hyundai ya están trabajando en tecnologías que lo incluyan. Esta tecnología no está exenta de desafíos. Su despliegue todavía se topa con múltiples obstáculos. A pesar de los avances reportados, el despliegue de los coches de hidrógeno tiene que enfrentarse a una realidad palpable: la falta de hidrogeneras.
En los últimos años, se han instalado nuevas estaciones, pero su número sigue siendo insuficiente para implementar el uso masivo de hidrógeno. Esto pronto dejaría de ser un problema porque una promesa china podría acabar con los coches de hidrógeno.
¿Los coches de hidrógeno son historia? Esta promesa china augura su fin
El mundo quedó completamente eclipsado ante esta bestia de 740 CV que quema moléculas de agua. Sin embargo, la promesa que llegó hace un tiempo desde China podría aplacar todo lo que se ha prometido sobre los coches de hidrógeno.
Dos compañías del país oriental ya se han comprometido a ofrecer plataformas de recarga de coches rápidas. En cuestión de minutos, los conductores tendrían disponible la carga de su automóvil, con amplios autonomías. Esto podría traducirse en una aceptación aún mayor de los coches eléctricos.
Hasta ahora, ya se veían como los “salvadores” de la movilidad, incluso por encima de los de hidrógeno. Con esta promesa, podrían imponerse sobre cualquier tecnología. No contaminan tanto como los vehículos de diésel y gasolina y esta función sería justo lo que la humanidad estaba esperando.
La primera protagonista es BYD, que ha lanzado una plataforma que permite una autonomía de 400 kilómetros y un tiempo de carga de batería de 5 minutos. Es un sistema de recarga ultrarrápida de vehículos eléctricos. Tarda poco más de lo que tardaría un usuario en repostar un automóvil de gasolina.
BYD sostiene que sus cargadores ultrarrápidas pueden brindar una carga completa a sus últimos vehículos eléctricos en un plazo de cinco a ocho minutos.
BYD y CATL, dos marcas chinas dispuestas a hundir los coches de hidrógeno
El plan de BYD es la construcción de más de 4000 de estas nuevas estaciones de carga en todo el territorio oriental. Los tiempos de carga y limitadas autonomías han sido los principales motivos por los que se ha frenado el ascenso de los vehículos eléctricos.
Con esta propuesta, este reto se derriba y se abre una nueva era para el sector. Una era que se ve aún más fortificada con la oferta que hace CATL. El fabricante chino CATL presentó un nuevo formato de su batería Shenxing. Alberga capacidad suficiente para cargar hasta 520 km en apenas cinco minutos.
Las expectativas siguen subiendo (y el interés por los coches de hidrógeno bajando)
Además, se esperan mejoras en su alcance. La segunda generación de Shenxing llega con la promesa de una autonomía total de 800 km y una velocidad máxima de carga de 2,5 km por segundo. CATL expuso que más de 67 modelos eléctricos vendrán integrados con esta tecnología este año.
Las promesas chinas podrían acabar con los coches de hidrógeno antes de que podamos ver su despliegue total. El escenario eléctrico sigue ganando adeptos, con tecnologías descomunales. Sin embargo, los últimos accidentes reportados podrían empañar las ilusiones puestas en él.