Los coches eléctricos tienen un lugar privilegiado en la era moderna. Ya no se los ve como una opción más, sino como la única forma de movilidad que puede salvarnos de las trágicas consecuencias del cambio climático. Los vehículos de combustión fueron los grandes aliados de la humanidad durante décadas. Permitieron abrir nuestra mente hacia nuevas e inexploradas oportunidades. Sin embargo, lo que un día se vio como la oportunidad de nuestras vidas, hoy se vislumbra como un enemigo global.
El tipo de combustible utilizado hasta ahora ha desprendido una serie de emisiones contaminantes que hemos acabado lamentando. Junto con otras actividades humanas, el transporte ha sido partícipe del deterioro de la Tierra. Lugares que antes eran paraísos han terminado reducidos a cenizas a causa de la sequía y los fenómenos meteorológicos adversos. Y todo eso es “culpa” de la contaminación, que ha ocasionado cambio climático y calentamiento global. Así las cosas, el ser humano se ha dado cuenta de que los coches, o cualquier otro vehículo, de combustión, ya no son el camino.
El futuro está teñido de nuevos tipos de transporte más limpios y compasivos con el medioambiente. Por eso, los coches eléctricos se elevan como la alternativa favorita tanto por expertos como por amateurs. Ahí es donde juega un papel fundamental la nueva función que se les adjudica a los vehículos eléctricos.
La propuesta más impensada para los coches eléctricos
Tras el último hito en matriculaciones registrado por los coches eléctricos, ha salido a la luz su nueva función para el consumidor. La idea ha venido de la mano de Renault Group, MyWheels, We Drive Solar y el Municipio de Utrecht, que han lanzado juntos el primer servicio de coche compartido con tecnología V2G en Europa.
Un movimiento que se ha traducido en 500 vehículos como baterías móviles. Con este procedimiento, la ciudad neerlandesa se ha convertido en la primera del continente en poner en funcionamiento el sistema operativo Vehicle-to-Grid (V2G) a gran escala.
Bajo la denominación Utrecht Energized, el servicio entremezcla el uso compartido de coches eléctricos con la capacidad que estos tienen de almacenar y devolver energía a la red eléctrica cuando la demanda lo solicita.
La tecnología V2G consiente que los coches eléctricos se carguen, pero que al mismo tiempo devuelvan la electricidad en horas punta, tomando también el rol de baterías móviles distribuidas.
Los coches eléctricos encuentran una nueva razón de ser
El proyecto ya ha entrado en funcionamiento con 50 Renault 5 E‑Tech eléctricos equipados con tecnología V2G a cargo de Mobilize, la división de movilidad avanzada del Grupo Renault. Las unidades se encuentran disponibles mediante el servicio de coche compartido administrado por MyWheels.
El plan es que pronto se unan otras piezas al proyecto, como el Renault 4 E‑Tech, Megane E‑Tech y Scenic E‑Tech, reportando al final una flota de 500 unidades. La carga mencionada se efectúa por medio de puntos de corriente alterna bidireccional instalados en espacios públicos por We Drive Solar.
Su infraestructura hace posible que la energía fluya en ambos sentidos, algo vital para que el sistema funciona a tiempo real.
Proyección de la nueva función de los coches eléctricos
La perspectiva implementada en Utrecht podría replicarse a nivel europeo, pero para llegar a esa instancia se necesitan diferentes marcos normativos que faciliten la adopción de V2G. Por su parte, Francia ya está utilizando esta tecnología con resultados satisfactorios en piezas como Alpine A290, el nuevo R5, el Megane y el Scenic.
Si los coches eléctricos ya le estaban ganando el pulso a los de combustión, con esta propuesta podrían hundirlos antes de lo que pensábamos. Mientras tanto, España crea el milagro que la industria necesitaba.
