A veces, a pesar de las promesas y las inversiones millonarias, es mejor admitir que se tomó el camino equivocado, ya que continuar puede traer consecuencias mucho mayores, como lo que le está pasando a una famosa empresa que quería crear los coches del futuro, pero terminó cometiendo un error tras otro.
Los combustibles del futuro
Siempre ha existido mucha controversia sobre cuál es el combustible del futuro, unos apuestan por el hidrógeno, otros por la electricidad y otros se quedan con la gasolina, pero como sabemos, esta contamina nuestro planeta, por lo que cada vez, son más las marcas que buscan otras opciones.
Pero a pesar de que una empresa tenga buenas intenciones y el deseo de crear coches más amigables con el planeta, eso no significa que tenga el éxito asegurado, ni mucho menos que pueda liderar la industria automotriz.
Este es el caso de una de las mayores empresas del mundo, que soñaba con liderar el futuro de la industria automotriz con un combustible amigable con el planeta, pero lamentablemente, ese futuro prometedor terminó en un fracaso tras otro.
Un reciente informe ha revelado que la compañía ha tenido que asumir pérdidas masivas en desarrollos que, simplemente, no han funcionado y las cifras son tan impactantes que obligan a la industria a preguntarse ¿Qué hicimos mal?
Una empresa que no tuvo éxito
Mientras Tesla está en una guerra contra BYD, el gigante automotriz Stellantis, ha tenido que admitir que más de 3300 millones de euros en desarrollos se han ido directamente a la basura y el fuego de sus problemas aún sigue encendido.
Uno de los mayores fracasos de Stellantis ha sido su apuesta por el hidrógeno, ya que la compañía había invertido fuertemente en este combustible con el objetivo de liderar el mercado de los vehículos comerciales de cero emisiones.
Con la intención de tomar posiciones en un mercado que parecía de crecimiento seguro, crearon Symbio, una empresa conjunta con Michelin y Forvia para la producción de furgonetas movidas por esta energía, pero no resultó como esperaban y perdieron más de 1800 millones de euros.
Luego, a pesar de los cientos de millones invertidos en una planta de producción y un programa para reconvertir furgonetas eléctricas, la compañía ha tenido que cancelar sus planes, asumiendo que esta apuesta a futuro no resultó como esperaban.
Un terrible efecto dominó
Pero los problemas de la compañía no terminaron con su apuesta por el hidrógeno, pues luego intentaron conquistar el mercado automotriz de China, pero ese sueño que se extinguió por completo y por supuesto, trajo más consecuencias.
Stellantis perdió unos 1500 millones de euros en otro proyecto, que consistía en crear versiones eléctricas de sus autos Maserati para vender en China, pero el plan fue cancelado a última hora, sumando otra pérdida millonaria.
Por si fuera poco, la compañía también canceló el desarrollo de una versión eléctrica del Maserati MC20 tras vender apenas unas unidades, con lo que sumó 552 millones de euros a la enorme lista de pérdidas.
Estos errores han tenido un efecto dominó, con consecuencias muy graves por lo cual, ahora la compañía planea producir el nuevo Peugeot 208 en una plataforma que acepte todo tipo de tecnologías, tanto eléctricas como de combustión, para no cometer el mismo error.
Irónicamente, luego de dejar de fabricar en China, Stellantis regresó como inversor comprando una parte de Leapmotor, una empresa china de coches eléctricos y su nuevo plan es vender los coches de su rival en Europa, mostrando que, a veces, si no puedes vencerlos, lo mejor es unirte.
Sin duda la situación de la marca es crítica y ha cometido un error tras otro, una situación lamentablemente que nos demuestra que una buena ida no es suficiente para tener éxito y que las malas decisiones tienen consecuencias, como las que está sufriendo está ciudad.