¿Cuándo fue la última vez que escuchaste que los vehículos de combustión están condenados a desaparecer? Es cierto que la Unión Europea los condenará para el año 2035, pero también lo es que una de sus alternativas parece no tener futuro. Descubre las tres averías que suelen tener los coches híbridos.
Coches híbridos: la innovación tiene sus problemas
Los coches híbridos representan un avance tecnológico importante en la industria automotriz. El Ministerio para la Transición Ecológica los sitúa entre los tres menos contaminantes, después de los eléctricos y los que llevan motor de hidrógeno (cómo no).
Sin embargo, esta tecnología tan novedosa también presenta algunos inconvenientes que no deben pasarse por alto. Probablemente lo sepas, pero combinan un motor de combustión tradicional con uno eléctrico, lo que les permite ser más eficientes.
Al poder usar la energía eléctrica para la propulsión, los híbridos reducen el consumo de combustible fósil y las emisiones de gases contaminantes. Sin embargo, esta tecnología tan innovadora también tiene sus inconvenientes (y en los talleres lo saben muy bien).
Los coches híbridos son más complejos y tienen componentes adicionales como baterías, motores eléctricos y cableado. Esto los hace potencialmente más propensos a ciertos problemas técnicos que los vehículos convencionales.
Tres averías que pueden (y suelen) tener los coches híbridos
Los coches híbridos incorporan componentes eléctricos y de combustión que trabajan conjuntamente. Esto los hace más complejos que los vehículos tradicionales y potencialmente más propensos a averías.
Quienes tienen un automóvil de este tipo no viven constantemente en el taller (tampoco vamos a exagerar), pero sí tienen que hacer frente a un mayor riesgo de que presente estos problemas durante la conducción:
- Batería: las baterías de iones de litio pierden capacidad con el tiempo. Reemplazarlas puede costar miles de euros. Además, si no se cargan correctamente o se descargan por completo, se dañan de un modo permanente.
- Motor eléctrico: al depender parcialmente de la tracción eléctrica, si este motor falla el vehículo pierde potencia. Repararlo o cambiarlo es costoso. Los expertos recomiendan hacerle mantenimiento preventivo cada seis meses o un año.
- Transmisión: como tienen dos motores, suelen tener transmisiones muy complejas para coordinar ambos sistemas. Las reparaciones son muy caras, así que ya puedes estar atento a cualquier ruido al frenar o cargar en marcha.
El cableado, el cuarto problema (y que puede ser todavía más grave)
Los coches híbridos tienen kilómetros extra de cableado para controlar los motores eléctricos, las baterías y otros componentes. Todo esto significa más posibilidades de que ocurran problemas en este sistema. ¿No sería frustrante un error de este tipo?
Cortocircuitos, conexiones precipitadas y cables dañados por el calor son fallos comunes del cableado en estos vehículos. Resolverlos suele ser caro, ya que con frecuencia se necesita reemplazar grandes secciones del arnés de cables.
Los problemas de cableado también pueden ser difíciles de diagnosticar, y si no se detectan a tiempo pueden causar daños costosos en otros componentes del sistema híbrido. ¿El coste? Espérate unas tres cifras y que no te extrañe si llega a las cuatro.
Por ejemplo, una conexión poco estable puede provocar sobrecalentamiento en el motor eléctrico o la batería. Es justo lo que deberíamos evitar, pero que sucede incluso con una conducción a velocidades sostenidas (que es lo que nos recomiendan).
¿Nunca has oído decir a un perito de automóviles algo así como «mientras menos electrónica tenga un vehículo, mejor»? No es que estemos del todo de acuerdo con esta afirmación, pero sí comprendemos a lo que se refieren. Los coches híbridos demuestran cómo el mantenimiento no va a ser tan asequible como nos vendieron en su momento.