Mientras tanto, en México han sido desalojadas violentamente dos comunidades indígenas en la Reserva Montes Azules, Selva Lacandona, para dejar vía libre a ambiciosos proyectos de “reconversión productiva”, que es como el gobernador de Chiapas llama a los monocultivos de palma africana. También se habla de promisorios proyectos de “ecoturismo” y todo ello “por el bien del mundo en materia ecológica”. El problema es que para eso pretenden “salvar” el ecosistema de manos de sus propios pobladores legítimos, los indígenas tselales parte del movimiento zapatista. No lo permitamos.
Pueden escribir cartas una vez más tanto a la Unión Europea por el primer caso como al gobierno mexicano por el segundo, entrando a:


















