Los 88 países pertenecientes a la CBI tienen esta semana la misión de votar una nueva propuesta lanzada por su órgano de gobierno que podría reabrir la caza comercial en el océano Antártico por primera vez en 25 años. La aprobación de esta propuesta establecería cuotas de captura para algunas ballenas incluídas en la Lista Roja de la UICN como ‘amenazadas’ (rorcual común y rorcual boreal).
Se han matado más de 30.000 ballenas desde que la prohibición de la caza comercial se puso en marcha en 1994. Wendy Elliott, responsable del Programa de Especies de WWF Internacional, explica: “Lo que queremos conseguir es una decisión que sea buena para las ballenas. Tan simple como eso. Lo único que buscamos es evitar que se produzca más daño a las poblaciones de cetáceos de lo que ya se ha hecho en el pasado. No aceptamos una solución intermedia”
La CBI ha puesto sobre la mesa esta propuesta para conseguir que la caza de ballenas vuelva a situarse bajo su control, y se desbloquee la situación actual en la que ciertos países (Noruega, Japón, Islandia) continúan capturando cetáceos, al tiempo que paralizan cualquier acuerdo en las reuniones de la CBI.
Según Elliott “Es necesario llegar a una solución, pero no a cualquier coste. El acuerdo ha de evitar las capturas en áreas protegidas, como el Santuario de la Antártida, así como la caza de especies amenazadas”
El reciente desastre del vertido de petróleo en el Golfo de México nos recuerda que las ballenas de los mares australes están rodeadas de amenazas, como el cambio climático, las colisiones con barcos, la sobrepesca de sus recursos alimenticios, las capturas accidentales en redes de pesca, la contaminación, etc
La CBI ha de centrarse en crear políticas de conservación que atenúen estas amenazas ambientales, no sólo para asegurar la protección de las ballenas, sino el beneficio de poblaciones locales en áreas costeras remotas que reciben gran parte de sus ingresos por medio de negocios turísticos relacionados con los cetáceos.