En palabras del responsable de campaña de petróleo de la organización ecologista, Ben Ayliffe, el impacto que causaría este vertido «es inmensamente mayor a lo que se ha vivido en el golfo de México». «Las actividades de Cairn Energy son extremadamente imprudentes. Cairn debe abandonar sus planes en el Ártico y sacar a sus equipos de aquí de inmediato» ha declarado Ayliffe, que cita unos documentos confidenciales del Departamento de Asuntos Exteriores británicos obtenidos «gracias a las leyes de libertad de información».
Greenpeace también apunta que los documentos reconocen que «quedan muchos retos por resolver y que el más importante de ellos es el medioambiental y la posibilidad de un segundo evento como el del golfo de México». «El ecosistema del Ártico es particularmente vulnerable y la respuesta ante una emergencia sería más lenta y más difícil que en el golfo de México debido a la ubicación remota de la zona y a la dificultad de operar a temperaturas bajo cero», según se desprende de los archivos.
La ONG señala que ha localizado una plataforma petrolífera de Cairn Energy a 200 millas al oeste de Groenlandia, escoltado por un buque de guerra danés, y ha concretado que esta plataforma «es la única que realizará en 2011 nuevas operaciones de perforación en alta mar en el Ártico».
Greenpeace añade que el permiso de perforación concedido por el Gobierno de Groenlandia a la petrolera incluye cuatro áreas, de las que dos suponen perforar a profundidad de 900 a 1.530 metros. En este sentido, advierte de que hacerlo a más profundidad «no sólo hace que el impacto de un potencial vertido sea mayor, sino que aumenta el tiempo necesario para perforar un pozo de alivio, necesario para evitar explosiones.
Al mismo tiempo, recuerda que el área en la que Cairn Energy pretende perforar se conoce como ‘Pasillo de los Icebergs’ –una región de especial interés por sus poblaciones de ballenas azules, osos polares, focas y aves migratorias– y que la compañía tiene la intención de evitar el coche de sus equipos de perforación con los témpanos remolcando estos últimos o utilizando cañones de agua para desviar su trayectoria.
Los documentos publicados muestran, según Greenpeace, que algunos funcionarios del gobierno británico comunicaron al secretario de Energía del Reino Unidos, Chris Huhne, que «es difícil conseguir asistencia en caso de problemas de contaminación en esas zonas, y casi imposible reparar el perjuicio causado».
ECOticias.com – ep