Tras filmar durante 6 años el comportamiento de un grupo de chimpancés que realizaban tareas acompañados de ‘observadores’, un equipo de investigación llegó a la conclusión de que el rendimiento de los simios variaba según quién los mirase.
Los seres humanos prestamos mucha atención a cómo nos ven los demás y damos importancia a las valoraciones de nuestros iguales. Esto ocurre hasta tal punto que, si sabemos que nos observan, este hecho puede afectar a nuestro rendimiento cognitivo y a las decisiones que tomamos. En chimpancés, aunque viven en sociedades jerárquicas, no estaba claro hasta qué punto también podrían verse influidos por quienes los observan.
Una nueva investigación, liderada por tres científicos de la Universidad de Kioto (Japón), ha demostrado, mediante el seguimiento y grabación de seis chimpancés que realizan tareas numéricas, que estos animales también se ven influenciados por la presencia de público al realizar estas actividades.
“Nuestro estudio sugiere que los chimpancés prestan especial atención al público humano que les observa, hasta el punto de que su rendimiento puede verse afectado significativamente en función de quién les observa y cuántas personas hay”, declara Christen Lin, investigador en la universidad japonesa y coautora del estudio que publica la revista IScience.
Según el equipo, que llevó a cabo los experimentos durante más de cinco años, esto indica que los chimpancés pueden sufrir los efectos de la audiencia en el procesamiento cognitivo y que las raíces evolutivas de este rasgo se remontan a antes del desarrollo de las sociedades normativas basadas en la reputación de los humanos.
A los chimpancés les gusta tener público
Los chimpancés prestaron atención a quién estaba entre el público humano durante las tareas informáticas, incluso en aquellas que implicaban orden numérico y memoria. “Parece que conocen y se preocupan por la existencia de público”, recalca Lin.
“Su rendimiento aumentó en la tarea más difícil a medida que se incrementaba el número de experimentadores. Mientras que, en la tarea más fácil, el rendimiento disminuía a medida que aumentaba este tipo de observadores”, asegura la científica.
En humanos, la ‘teoría de la distracción’ afirma que, para las tareas basadas en reglas (como la primera que realizaron en este estudio), es más difícil que las personas rindan bajo presión. Por otro lado, en aquellas que requieren más pensamiento sobre la marcha se puede observar un aumento del rendimiento. “Es posible que nuestros resultados en los chimpancés reflejen este mismo patrón”, explica el científico.
Ante conocidos hacen un mayor esfuerzo
Los investigadores escogieron tareas de orden numérico y memoria de trabajo porque los chimpancés del Instituto de Investigación de Primates (PRI, recientemente reorganizado en el Centro para los Orígenes Evolutivos del Comportamiento Humano, EHUB, por sus siglas en inglés) de la Universidad de Kioto tienen un largo historial de participación en estas tareas.
“En el lugar de estudio, los chimpancés interactúan con frecuencia con los humanos e incluso disfrutan de su compañía, participando casi a diario en diversos experimentos con pantallas táctiles para obtener recompensas de comida. Por eso, vimos la oportunidad no solo de explorar posibles similitudes en los efectos relacionados con la audiencia, sino también de hacerlo en el contexto de los chimpancés que comparten vínculos únicos con los humanos”, señala Lin.
De esta forma, observaron adicionalmente que no solo la cantidad de público humano afecta al rendimiento de los chimpancés. El experimento también revela que, si estas personas son conocidas, el efecto es mayor.
“No esperas que a un chimpancé le importe especialmente si otra especie lo observa realizar una tarea, pero el hecho de que parezcan verse afectados por el público humano sugiere que esta relación es más compleja de lo que habríamos esperado inicialmente”, argumenta Lin.
Queda mucho por estudiar
El número de personas que observaban a los chimpancés variaba cada día, pero siempre había un mínimo de un experimentador presente para manejar la máquina de alimentación y las pantallas táctiles. “Hasta un total de 10 personas observaban a los chimpancés, tanto personas conocidas como desconocidas. Según nuestro análisis, el público desconocido no tuvo un efecto significativo en el rendimiento, mientras que los experimentadores y el público conocido sí lo tuvieron”, dice el científico.
Debido a que aún no está claro qué mecanismos específicos subyacen a estos efectos relacionados con la audiencia —incluso en el caso de los humanos— el equipo apunta que se necesitarán estudios adicionales en simios no humanos que puedan ofrecer más información sobre cómo evolucionó este rasgo y por qué se desarrolló.
En este tipo de estudios se tiene en cuenta que la naturaleza humana es muy particular y que las comparaciones con los chimpancés pueden darnos pautas del tipo de evolución que han sufrido ambas especias.