¿Cómo afecta a las aves la contaminación lumínica urbana? Los investigadores descubrieron que dos pájaros cantores comunes, el cardenal norteño y el reyezuelo de Carolina, que viven todo el año en el núcleo urbano de San Antonio, Texas, tenían ojos aproximadamente un 5% más pequeños que los miembros de la misma especie de las afueras menos luminosas.
En cambio, no encontraron diferencias en el tamaño de los ojos de dos especies de aves migratorias, el escribano pintado y el vireo de ojos blancos. Sin importar en qué parte de la ciudad vivieran durante la mayor parte del año. Estos hallazgos tienen implicaciones para los esfuerzos de conservación en medio de la rápida disminución de las poblaciones de aves.
«Este estudio muestra que las aves residenciales pueden adaptarse con el tiempo a las áreas urbanas. Pero a las aves migratorias no les está yendo tan bien. Probablemente, porque donde pasan el invierno es menos probable que tengan las mismas presiones de luz y ruido causadas por los humanos.
Esta situación podría hacer que les resultase más difícil adaptarse a la vida de la ciudad durante la temporada de reproducción”. Esto lo dijo Jennifer Phillips, ecologista de vida silvestre de la Universidad Estatal de Washington y autora principal.
3 mil millones de aves menos
Estados Unidos y Canadá han perdido el 29% de sus poblaciones de aves. Eso implica que desde 1970 hay 3 mil millones de aves menos, según investigaciones anteriores. Los científicos creen que la fragmentación del hábitat es el principal impulsor de dicha disminución.
Pero el estudio actual sugiere que los contaminantes sensoriales como la luz causada por los humanos también pueden tener consecuencias. Puesto que afectarían a la capacidad de las aves para hacer frente a la vida urbana. Además de ser nefastas para la migración.
Para este estudio, Phillips trabajó con el becario postdoctoral Todd Jones y el estudiante graduado Alfredo Llamas de la Universidad Texas A&M, San Antonio. Estudiaron más de 500 aves de las áreas centrales y periféricas de San Antonio. Compararon el tamaño del cuerpo y de los ojos. Y analizaron mediciones de ruido y luz durante el día y la noche de cada zona.
No hubo diferencias entre los tamaños corporales de las aves en diferentes áreas, excepto en el caso del escribano pintado. Tras un análisis más detallado, los investigadores descubrieron que esta diferencia de tamaño se debía principalmente a la edad.
Los escribanos machos más jóvenes y más pequeños no pueden competir tan bien por sus parejas como sus mayores más coloridos. A esos se los encontraron con mayor frecuencia en las ubicaciones centrales más brillantes y ruidosas. Ya que probablemente sean las menos deseables.
Primer indicio de esta conexión
Otros estudios han analizado cómo la luz urbana afecta el momento del “canto del amanecer” de los pájaros y los ritmos circadianos. Pero este es el primer estudio conocido que muestra una conexión con el tamaño de los ojos.
Un tamaño de ojo más pequeño puede permitir a las aves lidiar con la luz más brillante y constante en entornos urbanos. Esto lo explicó Jones, el primer autor del estudio que ahora es becario postdoctoral en el Centro de Aves Migratorias del Smithsonian.
Las aves con ojos más grandes pueden quedar cegadas momentáneamente por el resplandor de las luces de la ciudad. O impedirles dormir bien. Todo ello las sitúa en desventaja en las zonas urbanas. Que son los mayores focos de contaminación lumínica.
Consecuencias no deseadas
«Las actividades de los humanos pueden tener consecuencias no deseadas en las aves de las que no nos damos cuenta», dijo Jones. “No sabemos si estas adaptaciones podrían tener consecuencias positivas o negativas para las aves en el futuro.
Porque debemos considerar que los entornos urbanos no desaparecerán, sino todo lo contrario, está previsto que crezcan. También es importante entender cómo gestionar los diferentes entornos. Para ayudar a las aves que tal vez no estén adaptados a las zonas urbanas”.
Phillips lidera un equipo para investigar el efecto de la contaminación lumínica y acústica en múltiples especies de aves. Cuenta para ello con el apoyo de una reciente subvención de 2,1 millones de dólares de la Fundación Nacional de Ciencias.
El equipo establecerá experimentos controlados para ayudar a determinar cómo la luz y el ruido afectan los niveles de estrés, las hormonas del sueño, la estructura del canto y los niveles de agresión de las aves. Así como si estos rasgos se correlacionan con el estado físico general.
“Queremos saber si los patrones a escala molecular y de comportamiento afectan la aptitud física o no. Básicamente, estamos tratando de comprender cuáles son los beneficios y costos para estos animales que viven en un mundo sensorialmente contaminado por nosotros”, dijo. ¿Cómo afecta a las aves la contaminación lumínica urbana?
Referencia: artículo publicado en Global Change Biology.
