La tortuga boba es un reptil de la familia de los quelonios que vive prácticamente en todas las costas españolas. La contaminación de los océanos y mares por plásticos está siendo letal para ellas en todas partes del mundo y nuestro país no es una excepción.
Este fue el caso de los dos ejemplares que fueron salvados por especialistas en el tema y que luego de varios meses de recuperación fueron devueltos al mar en una zona adecuada para ello. Ambos ejemplares tenían plásticos en su sistema digestivo.
Recuperación y reintroducción de 2 tortugas bobas en Gijón
El Centro de Recuperación de Animales Marinos de Asturias (CRAMA) del Bioparc Acuario de Gijón ha reintroducido este miércoles en el mar a dos tortugas bobas (Caretta caretta) tras su recuperación en sus instalaciones, dentro del trabajo que desarrolla en la Red de Varamientos del Principado.
El Servicio Marítimo Provincial de la Guardia Civil de Asturias ha prestado su apoyo al CRAMA para devolver a los ejemplares a su hábitat natural desde la patrullera Río Esera, que los ha transportado hasta una zona de aguas abiertas situada a 12 millas al norte de Gijón, pasada la zona del Cabo Peñas, seleccionada por reunir las condiciones óptimas.
A las 12.15 del mediodía han embarcado en dicha patrullera personal del CRAMA con los dos animales, así como dos agentes medioambientales de Medio Marino que han procedido a soltar a las tortugas veinte minutos después.
Los dos ejemplares de tortuga boba reintroducidos este miércoles al medio natural fueron hallados durante los meses de junio y julio de 2024 en distintos puntos del litoral asturiano, uno en alta mar, frente a la costa de Llanes, y el otro en la playa del Arbeyal, en Gijón. Ambos se encontraban debilitados, ya que el primero presentaba síntomas de neumonía grave y el segundo lesiones en las aletas, además de otras afecciones.
En los dos casos se detectó la presencia de plásticos en el sistema digestivo y, tras varios meses de tratamiento veterinario especializado, cuidados constantes y seguimiento clínico en las instalaciones del CRAMA, las tortugas recuperaron su estado físico y un peso óptimo, con un incremento de dos kilos y kilo y medio, respectivamente.
Estas tortugas suelen comer distintos tipos de medusas y las bolsas y elementos plásticos que flotan en el mar las confundes. Al creerlas alimentos se las tragan, lo que les provoca enfermedades, les disminuye la capacidad inmunitaria y en muchos casos el resultado es la muerte del animal. Estos ejemplares tuvieron la fortuna de ser encontrados y recuperados a tiempo. EFE / ECOticias.com



















