El proyecto SCOW tiene como objetivo principal la definición de un sistema de gestión de la materia orgánica innovador y sostenible
Un grupo de expertos vinculados al proyecto europeo SCOW ha firmado a finales de febrero en Barcelona un manifiesto que contiene las líneas estratégicas para mejorar la gestión de los residuos alimentarios en el marco de la zona Mediterránea. Se ha estimado que estos residuos representan entre un 30% y un 50% de los residuos municipales en los países de la cuenca mediterránea.
Nueva perspectiva para la fracción orgánica
El proyecto SCOW tiene como objetivo principal la definición de un sistema de gestión de la materia orgánica innovador y sostenible. Se quiere conseguir una recogida y un reciclaje que sean de bajo coste, técnicamente simples y de alta calidad.
La efectividad del sistema se vincula a la implantación de sistemas de recogida puerta a puerta y en la creación de plantas de compostaje de pequeña escala distribuidas de manera descentralizada en el territorio, situadas cerca de los lugares de generación de materia orgánica y de donde se pueda utilizar el compuesto.
Aspectos claves según el manifiesto
Según el documento firmado en Barcelona, los aspectos clave en los que hay que trabajar para lograr una mejora en este ámbito son: la prevención, la cantidad y calidad de la recogida selectiva y el reciclaje, el establecimiento de objetivos claros, la concienciación y participación de la ciudadanía, la redefinición de las infraestructuras de tratamiento de los residuos en términos de eficiencia, flexibilidad y escala, la producción de compost de calidad asegurando su aplicación final, la cooperación regional entre los países mediterráneos, y la monitorización de resultados y divulgación de las buenas prácticas.
Mejoras ambientales y sociales
La reducción de los residuos alimentarios puede tener un impacto muy importante en la reducción del conjunto residuos que van al vertedero. Esto conlleva destacadas mejoras ambientales porque ayudará a reducir las emisiones de gases de efecto invernadero de los vertederos, que contribuyen al cambio climático, así como a disminuir otros efectos negativos de estas instalaciones, como son la contaminación del suelo y de la agua.
Con la mejora de la gestión de la materia orgánica en general se quiere conseguir cerrar el ciclo de esta materia, un hecho de gran importancia en los países con déficit de materia orgánica en los suelos, como son los de la cuenca mediterránea. Por otra parte, la mejora de la estructura del suelo y la fertilidad, ayuda a reducir la desertificación y el calentamiento global. Finalmente, una mejor gestión de la materia orgánica contribuye a crear nueva actividad económica en torno a la recogida y el tratamiento de residuos.