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domingo, octubre 1, 2023

El Lindano sigue contaminando la cuenca del Gállegos

Un poco de historia

Desde 1975, en la localidad de Sabiñánigo, funcionaba una empresa llamada Inquinosa que producía un compuesto órgano-clorado, cuyo nombre comercial es Lindano, que se usaba como insecticida tanto para la agricultura, el combate de la sarna y los piojos (en seres humanos) y los parásitos externos del ganado.

Este elemento era de venta libre hasta que se comprobó su peligrosidad y en 1991 fue completamente prohibida su manipulación y comercialización, excepto para investigaciones y prácticas en laboratorios, donde no se puede adquirir más de 10 kg y eso con grandes medidas de seguridad y control. Está catalogado como Producto Químico CFP por el Convenio de Rotterdam.

Tanto la manipulación del Lindano, como la producción y el uso, así como el control de los desechos, están en la actualidad firmemente controlados, pero cuando Inquinosa lo fabricaba, si bien se conocía su peligrosidad, como no había ningún contralor específico, las medidas eran mínimas.

De esta manera y durante 14 años, la empresa funcionó a sus anchas, hasta que el Consejería de Ordenación del Territorio del Gob. de Aragón les comunicó de manera oficial en 1989, que debían cesar sus actividades, aunque no fue completamente clausurada hasta 1994.

 La contaminación del río

Los desechos de Inquinosa, de otras industrias y los urbanos de varias localidades, se vertieron en el Río Gállegos sin ningún tipo de tratamiento previo, lo que dio lugar a que la corriente fluvial fuera lenta y persistentemente contaminada durante varios años, situación que hasta el momento no ha sido ni controlada ni mucho menos revertida.

Por la conformación del lecho, que tiene profundas excavaciones naturales llamadas cárcavas (producto de la erosión) estos residuos fueron acumulándose hasta llenar dichas aberturas y convertirse en una fuente subacuática de contaminación continua, a la altura de la localidad de Sardas (donde hay casi 120.000 toneladas depositadas) y de Bailín (otras 150.000 toneladas).

El detritus que se encuentra en el cauce del río es pulverulento, muy poco soluble en agua, escasamente volátil, sumamente persistente y no resulta biodegradable, por lo que el daño al Medio Ambiente es enorme.

Una vez que penetra en la cadena alimenticia, es bio-acumulable, especialmente en los peces y el resto de la fauna y flora local. En seres humanos puede producir graves intoxicaciones y su efecto acumulativo afecta al sistema nervioso, reproductivo, renal y sanguíneo.

Para empeorar aun más la situación del lugar, en las ruinas de la antigua fábrica de pesticidas, los residuos contaminantes no han terminado ni de retirarse ni de cuantificarse su cantidad o la naturaleza real de los mismos.

Las medidas

Tras la oficialización del cierre de la fábrica en 1989, el Gobierno de Aragón hizo oídos sordos a los estudios de contaminación presentados en 1990 y para “solucionar” el problema del vertedero que está en Bailín, decidieron construir otro colindante al mismo, en un sitio donde no debería existir ninguno, ya que la conformación del terreno es la misma, por lo que las consecuencias serán idénticas.

Tan malo es el plan alternativo que la empresa encargada de su construcción, cuyos trabajos fueron suspendidos, reclama al gobierno de Aragón una indemnización de más de 5 millones de euros alegando que el vertedero podría terminar colapsando por estar mal proyectado.

Desde hace ya muchos año, los vecinos de la zona, (hay cerca de 50 pueblos afectados) desconfían de agua que llega a sus casa y solo consumen el liquido que compran embotellado, pero recién en 2014 se aplicó la normativa europea y se prohibió el consumo de agua proveniente del Río Gállegos para ingestión en cuatro municipios, por el alto contenido de Lindano; pero ésta se sigue usando para riego en más de ochenta mil hectáreas de los más variados cultivos.

A nivel del Ministerio de Medio Ambiente se ha decidido posponer para al menos el año 2021, el tomar las medidas necesarias para solucionar la crisis que afecta a la mencionada cuenca y sus problemas de contaminación y por tanto, no se prevén soluciones efectivas para antes del 2027.

Pero lo más preocupante es que desde Bruselas han apoyado esta decisión y se han desentendido del tema. Desde el Euro parlamento alegan que el asunto es de competencia de las autoridades administrativas y judiciales españolas, que deben velar por que se cumplan las normativas que a tan efecto existen a nivel comunitario.

Como era de esperar, los que crearon el problema, la empresa Inquinosa, jamás se hicieron cargo de los daños ocasionados y el dinero para solucionar tamaño desastre, cuando finalmente se ponga manos a la obra, saldrá como siempre del bolsillo de los contribuyentes, no de los responsables.

Una última reflexión

Con la contaminación por Lindano está sucediendo lo que con la gran mayoría de los problemas que afectan al Medio Ambiente: quienes deberían tomar cartas en el asunto, se pasan el tema entre ellos como si fuera un “pan caliente” pero nadie hace nada.

Las autoridades piden y dan explicaciones, toman medidas que no solucionan nada y pasan mucho de los efectos que puede tener en la población la inescrupulosidad de otros, permitida u obviada por años.

Mientras tanto, el Lindano campa a sus anchas por el cauce del Río Gállegos exponiendo a los pobladores de las localidades cercanas, a los altos índices de toxicidad de los residuos acumulados y a un desastre medio ambiental de proporciones enormes, que no parece importarle a nadie más que a un puñado de ambientalistas, que se niegan a ser cómplices de tamaña indecencia.

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