La bolsa de papel ya está preparada para la nueva normativa europea que marca una mayor exigencia legislativa en materia medio ambiental. Así, este elemento común en el día a día se convertirá en todo un envase estratégico y plenamente conforme a esta nueva normativa que se ciñe sobre todo en aspectos de trazabilidad, reciclabilidad y transparencia ambiental.
Una nueva aplicación normativa que verá su aplicación obligatoria en breve en materia de sostenibilidad (que incluye el Reglamento EUDR sobre cadenas libres de deforestación, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) y la Directiva sobre Green Claims) y que está redefiniendo todo el sector del packaging a nivel europeo.
Con este nuevo marco legislativo, la bolsa de papel ya aglutina las condiciones exigidas en cuanto a su origen renovable, su reciclabilidad real por encima de un 80% de la misma, su circularidad demostrada ya que puede reciclarse hasta 8 veces sin perder un ápice de calidad y su trazabilidad completa.
La bolsa de papel se suma a la nueva normativa de la UE
La inminente aplicación del nuevo paquete legislativo europeo en materia de sostenibilidad —que incluye el Reglamento EUDR sobre cadenas libres de deforestación, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) y la Directiva sobre Green Claims— está redefiniendo el panorama del packaging en Europa. En este nuevo contexto, la bolsa de papel destaca como uno de los envases mejor preparados para cumplir con las exigencias normativas y ambientales que marcarán el futuro del sector. “La sostenibilidad ya no es una opción, es un marco jurídico exigente. Y la bolsa de papel lo cumple desde el origen”, asegura Ángel Dapena, director de la plataforma La Bolsa de Papel.
El nuevo enfoque de la Unión Europea no solo pone el foco en la gestión del residuo, sino que desplaza la atención al inicio de la cadena: ¿de dónde viene el material? ¿cómo se obtiene? ¿puede probarse su origen ético y su impacto ambiental?
El Reglamento EUDR exige que productos como el papel provengan de fuentes no vinculadas a la deforestación después de 2020, con trazabilidad hasta la parcela forestal.
Por otro lado, el Reglamento de Envases y Residuos de Envases (PPWR) establece que los envases deben ser sostenibles desde su diseño, fácilmente reciclables y compatibles con la economía circular. Y la Directiva sobre Green Claims obligará a verificar todas las afirmaciones ambientales con evidencia técnica y validación independiente.
En este nuevo marco, la bolsa de papel reúne ya las condiciones exigidas:
- Origen renovable: fabricada a partir de fibra de celulosa procedente de bosques gestionados de forma sostenible (certificaciones FSC, PEFC).
- Reciclabilidad real: más del 80% de las bolsas de papel se reciclan eficazmente en Europa.
- Circularidad demostrada: el papel puede reciclarse hasta 8 veces sin perder calidad.
- Trazabilidad completa: el sector papelero dispone de sistemas avanzados para certificar el origen de la materia prima.
Además, se integra sin fricción en los sistemas de recogida actuales, es reconocida por los consumidores y aporta beneficios reputacionales a las marcas que la adoptan.
La nueva bolsa de papel, un valor añadido para las marcas
Según estudios recientes, el 95% de los consumidores valora positivamente las bolsas de papel, y el 63% considera que mejoran la imagen de los comercios que las utilizan. En un entorno en el que el consumidor es más exigente, informado y regulado, el envase se ha convertido en un vehículo clave para la credibilidad. “Cumplir con la ley es importante, pero convertir ese cumplimiento en valor de marca es la verdadera oportunidad”, añade el director de La Bolsa de Papel, Ángel Dapena.
Con la legislación europea a punto de implantarse en toda su extensión, la bolsa de papel se posiciona como un caso de éxito en cumplimiento y adaptación normativa. Un envase que no necesita cambiar para cumplir, porque ya nació alineado con los principios de la sostenibilidad real.