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domingo, marzo 26, 2023

Dar la vuelta al turismo ‘como un calcetín’

Las cifras del turismo en España se han celebrado en los últimos años como la final de un mundial. “¡83 millones de visitas en 2019, solo nos gana Francia!”.

Parece que no importa nada nada más: ni el daño y la destrucción del mismo medioambiente que, paradójicamente, es el objeto de la actividad turística, ni los empleos y salarios precarios (un 17,4% inferiores a otros sectores), ni que los efectos del cambio climático se estén sintiendo cada vez más y pongan en riesgo nuestras costas y playas, ni que las grandes empresas turísticas hayan estado operando muy por encima de sus posibilidades…

Tras los devastadores efectos de la pandemia, ahora toca reactivar la economía. Uno de los sectores a los que más se mira, dado que además estamos entrando en la época de veraneo, es el del turismo. Hay muchas posibilidades de que la tentación sea centrarse en el corto plazo y retomar ese turismo que es “bueno y punto y me da igual lo que le pase al medioambiente” para salvar los muebles.

Toca darle la vuelta al turismo para no volver a cometer los errores del pasado. El turismo como monocultivo no aporta riqueza ni empleo de calidad. Eso lo sabemos desde 2008, con el estallido de la burbuja inmobiliaria que terminó de cementar buena parte de nuestra costa.

En España, el Estado todavía no ha anunciado medidas concretas de ayuda al sector, pero ya conocemos, por ejemplo, lo que se quiere hacer en Francia: 18.000 millones para “rescatar” al turismo. Esto significa rescatar a los grandes touroperadores, que ahora ocupan el lugar que tuvieron los bancos en 2008.

Es decir, dinero público para reflotar a las empresas y no a las personas. Y sabemos también lo que están haciendo varias CC.AA., relajando o eliminando la protección ambiental con la excusa de la reactivación económica.

¿Es que no vamos a aprender nada? Pongámosle cabeza al asunto. Pensemos en lo que supone una solución y no un parche miope y cortoplacista.

Ahora es el momento de la calidad, del cuidado y del respeto al medioambiente para un sector económico tan importante. Hay que abordar la realidad de un turismo con un impacto ambiental muy negativo por su elevado consumo de suelo, agua y energía, generador de saturación, gentrificación y contaminación (como por ejemplo, Ia ocasionada por los aviones la derivada de las insuficientes infraestructuras para absorber la llegada masiva de visitantes a localidades que genera cantidades de residuos que no se tratan y que nos cuestan la mayor multa impuesta por la justicia europea debido a la insuficiente depuración de aguas residuales durante décadas).

La propuesta que hacemos desde Greenpeace en el informe Darle la vuelta al sistema se basa en un apoyo claro y decidido de administraciones y empresas a un turismo sostenible.

Para ello resulta necesario poner en marcha medidas que internalicen los costes sociales y ambientales de las empresas turísticas; el desarrollo del ecoturismo; la gestión sostenible y planificada del turismo de interior y un turismo internacional basado en medios de transporte más lentos.

Porque si pensamos en los beneficios ambientales, sociales, culturales y económicos de apostar por un turismo de calidad y sostenible que aporte integración de las comunidades, que vele por los derechos de las personas trabajadoras, que apueste por un consumo responsable, local y de calidad, que promueva la restauración, conservación y buen uso del territorio, que reporte beneficios en forma de mejora de los servicios públicos o que evalúe y corrija los impactos negativos y mejore la calidad de vida, entonces habremos sido capaces de darle la vuelta al sistema para nuestro beneficio. Habremos ganado el mundial.

Fuente: Greenpeace

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