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viernes, septiembre 22, 2023

Convenciones y convicciones

Mi percepción personal, es que la gente que acudió estaba informada, formada y concienciada en lo que respecta al cambio climático, eran personas conscientes del momento crítico que vivimos y que estaban más interesadas en escuchar de políticos y expertos en la materia, cómo y cuándo adoptaremos las medidas necesarias para afrontar esta situación. Escuchar a expertos decir que “Obama liderará la lucha contra el cambio climático” me deja perplejo, ¿Qué significa eso? ¿Alguien se lo cree? ¿Acaso no tuvo su oportunidad en la COP 15? O escuchar que “hay que cambiar el modelo de consumo energético por ser insostenible” ¿Tantas alforjas para este viaje? ¿Acaso creen que los que acudimos a esta convención no lo sabíamos ya? Lo que necesitábamos escuchar de estos expertos era cómo hacerlo y cuanto costará, y de políticos cuándo y en qué plazos.  Creo que además la movilización de tantos recursos, económicos y humanos (la organización cifró la participación en 1.500 personas) no justifica la realización de una convención de estas características, en la que a grandes rasgos se dijo lo mismo de siempre.

Con esto no quiero decir que debamos dejar atrás el mensaje de que el cambio climático existe y que como decía el lema de la convención, es más costoso económica, ambiental y socialmente la inacción que actuar. Debemos seguir con la labor de comunicar esta realidad que la sociedad admite pero no asume, reconoce pero no interioriza, y que está cambiando las condiciones de vida del planeta. Son muchos los políticos, empresarios, educadores y ciudadanos en general que necesitan recibir la información y la formación que los capacite para afrontar un nuevo modelo basado en la sostenibilidad transversal en todas las facetas de la vida.

Lo positivo es que no todos los días tienes la oportunidad de escuchar y ver a Gro Harlem Brundtland (“Nuestro Futuro Común” Informe Brundtland, donde se utilizó por primera vez el término Desarrollo Sostenible) una voz respetada en materia de sostenibilidad. El informe que lleva su nombre sigue siendo una referencia para el diseño de políticas en materia de sostenibilidad, pero no basta ya con decir “que estamos agotando los recursos del planeta debido a un modelo de desarrollo que no es capaz de cubrir las necesidades de la mayoría de la población del planeta” o que “debemos actuar contra el cambio climático”, de ella espero algo más. También me sorprendió su valoración de la COP 15, una cumbre que para ella resultó positiva por la manifiesta intención de negociar que demostraron los líderes políticos que acudieron. Pues solo faltaba eso, que hubiesen acudido a la COP 15 sin la intención de negociar, lo mínimo que se les puede exigir, porque lo de llegar a acuerdos vinculantes ya sabemos que es difícil si no se tiene la intención de mover posturas preconcebidas. Así que yo le diría a la Sra. Brundtland que eso no tiene nada de esperanzador, porque lo que demostraron es que todas esas reuniones y negociaciones solo eran fruto de un guión que había que escenificar para llegar a un resultado que norteamericanos y chinos ya tenían previsto desde mucho antes de la cumbre.

También es verdad que la G.H. Brundtland puso el dedo en llaga afirmando lo que todos los presentes, menos uno, teníamos claro, que “falta un verdadero liderazgo político para actuar contra el cambio climático” y que “las economías emergentes deben dejar de trasladar la responsabilidad de actuar a los países más desarrollados, ellos también tienen que empezar a asumir una cuota de responsabilidad.” Entender esto último debe contribuir a desbloquear algunas posturas que hasta ahora parecen irreconciliables.

En un momento de su intervención, la Sra. Brundtland dijo que “en 1987 ya advirtieron a la comunidad internacional sobre los efectos negativos de los GEI”. En realidad es sorprendente que hayamos dejado pasar 23 años y sigamos sin actuar firmemente, pero ¿Se preguntará qué hizo mal como política en todo el tiempo que tuvo responsabilidades, para que la comunidad internacional no reaccionara antes? Recordemos que fue ministra de medio ambiente y primera ministra de Noruega en tres ocasiones.

Destaco tres claves que marcó como fundamentales relacionadas con el cambio climático: Apostar decididamente por la eficiencia energética, anteponiéndola al desarrollo de las energías renovables en el corto plazo; Atacar con firmeza la deforestación; Desarrollar estrategias de adaptación, algo que todavía está poco avanzado.

Continuando con la convención, no sé cuantas veces escuché el famoso 20-20-20, que para España ahora es el 20-20-22´7, 20% de reducción de emisiones de CO2, 20% de reducción en el consumo de energía y 20% de energías renovables en el consumo de energía primaria. Pero no escuché cómo y cuánto (el cuándo va incluido en el 20, 2020) y por supuesto tampoco el quién. La política energética debería estar ya muy bien definida y adaptada a la realidad ambiental, económica y social que vivimos y no podemos seguir pensando en el corto plazo, debe ser una política pensada para el 2050, año al que debemos aspirar con los objetivos más altos de eficiencia energética y uso de las renovables. Tengo la impresión de que todos saben las estaciones por las que debemos pasar hacia el modelo energético de 2050, pero que no está claro el camino a seguir entre ellas ¿Con nuclear sí o no? En caso afirmativo ¿En qué condiciones? ¿El coche eléctrico ofrece todas las garantías en la actualidad para hacer una apuesta firme por el? ¿Quizás habría que impulsar un transporte público mejor y más universal? Hay muchos interrogantes que contestar y en la convención no se contestaron a la mayoría de ellos.

Por suerte los que asistimos pudimos escuchar a personas como George Monbiot, periodista inglés y una de las voces más críticas con las actuales políticas de inacción en los países más desarrollados. Fue el único que puso sobre la mesa el tema del decrecimiento, una palabra tabú para los políticos, y que como dejó claro, no es sinónimo de pérdida de calidad de vida ni de vuelta a las cavernas.

Y por supuesto destacar a Domingo Jiménez Beltrán, ex Director de la Agencia Europea de Medio Ambiente y miembro del Comité Científico del Observatorio de la Sostenibilidad en España, la voz más clara, directa, lúcida y coherente de la convención. Dejó muy claro en sus intervenciones, que sabemos lo que ocurre, sabemos lo que hay que hacer y que también tenemos los medios para actuar, así que la pregunta que se hizo fue: ¿Queremos actuar? ¿Quiere nuestra sociedad y en consecuencia los políticos que nos representan? Domingo invitó a que cada uno de los presentes reflexionase la respuesta.

Dijo algo que comparto totalmente y que llevo años repitiendo en mis conferencias, y es que aunque no hubiese cambio climático, igualmente habría que cambiar nuestro modelo de desarrollo, que es claramente insostenible, y en particular y con más urgencia el modelo de consumo energético. Esto no se puede supeditar a confirmar o no la incidencia de la actividad humana en el cambio climático, algo que solo responde a intereses particulares y privados. Además razona que unir este cambio de modelo al problema del cambio climático no hecho otra cosa que provocar una pérdida de tiempo vital, ya que como afirma Domingo, “Para actuar a favor del medio ambiente se exigen certezas, mientras que para destruirlo no”.

A los políticos les envió un mensaje muy claro, “la prioridad es aumentar el nivel de vida de los ciudadanos, no el PIB, y ello consumiendo menos recursos naturales que en la actualidad” para lo que invitó a recuperar las teorías de factor 4 o factor 8.

Desde aktúa también recogemos el mensaje que Domingo lanzó a los allí presentes, afirmando que la parte tecnológica que requiere el cambio de modelo la tenemos muy avanzada, y lo que está más retrasado y requiere un mayor trabajo es la concienciación, apelando a la gente a que asuma el reto de decirles a los políticos, qué quieren y cómo lo quieren ¿Aceptaremos ese reto? En aktúa si, sin duda.

Y una cosa más sobre la convención, uno de los ponentes tuvo la osadía de referirse a la próxima cumbre del clima en México como “nuestra última oportunidad” ¿Os suena de algo? Basta de mensajes vacios.

Con todo, celebramos que se organicen eventos como este, aunque debemos exigirles más profundidad de debates, más participación de la ciudadanía y apostar por las soluciones. Y acabo con la frase que pronunció una persona anónima desde el público (aunque ligeramente adaptada): “Convención sí, pero lo que de verdad hace falta es más convicción.”

Aquí encontraréis las conclusiones de la convención.

 

Aktúa

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