El precio de las decisiones

Publicado el: 29 de abril de 2010 a las 17:35
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El precio de las decisiones

La situación de una organización, de una economía o de una persona en un momento determinado es la consecuencia ordenada y lógica de decisiones tomadas a lo largo del tiempo, y los problemas actuales no son otra cosa que la acumulación de costes. Por ello es tan importante formar a los tomadores de decisiones en el análisis de las mismas y el diagnóstico a priori de los costos futuros y ocultos, que son los más difíciles, con el fin de minimizarlos o al menos saber lo que va a suceder.

La década de 2010 ha venido acompañada de una profunda crisis económica, con importantes impactos en el terreno ambiental y social. Una crisis que se ha venido gestando silenciosamente mediante la acumulación de costos a lo largo de las últimas décadas. Costos que fueron despreciados en función de los beneficios rápidos, al margen de cualquier consideración de su efecto en el tiempo, en definitiva, de su sostenibilidad.



Para superar esta situación y seguir creando valor, prosperidad y avances en las condiciones de vida de millones de personas, tendremos que tomar hoy  decisiones que mañana produzcan mayores beneficios con menores costos. Ello supone un cambio radical en nuestra forma de pensar y de organizarnos como sociedad.  

Gobiernos, empresas y ciudadanos han de enfrentarse sin más demoras al reto de trazar unas líneas maestras de comportamientos, cuyo efecto acumulativo en lugar de conducirnos al colapso económico, ambiental y social nos abra las puertas de un sistema nuevo y sostenible.



Evidentemente hay que aprovechar todos los avances que la tecnología y la ciencia nos han ido proporcionando a lo largo de las últimas décadas, pero con la vista en el futuro, calculando el beneficio y el coste de cada decisión proyectada en el tiempo. Como dice Thomas Friedman «la tierra se ha vuelto más plana». Ello ha dado lugar a que un número inusitado de personas tenga acceso al capital, a sistemas de información y a tecnologías que de ser utilizados de forma no sostenible, es decir de forma coyuntural, con una visión a corto plazo, convertirán la Tierra en un gran centro comercial.

Si queremos evitarlo, y creo que no tenemos otra alternativa, deberemos incitar a los ciudadanos, a los Gobiernos y a las empresas,  a adoptar valores sostenibles y a proyectarlos en comportamientos sostenibles, como dice Friedman, a responder de forma conjunta a un Código Verde, en el que la consigna sea: “Si no es sostenible, no lo quiero”.  

Necesitamos una propuesta de valores, más que de regulaciones. Los valores van mucho más allá de cualquier regulación, ya que ésta dice lo que se puede no hacer, pero los valores nos dicen siempre lo que debemos hacer y una sociedad con valores sostenibles será capaz de generar una cantidad infinita de comportamientos sostenibles que requerirían miles de páginas de regulaciones. Un mundo definido por los valores de la sostenibilidad no solo es un mundo más verde, sino más seguro, más justo y políticamente más estable.

De hecho, todo lo que nos preocupa: una economía que crezca, la seguridad, el empleo y el bienestar, se va comprometiendo y rebajando por la degradación ambiental y la escasez de recursos naturales.

Necesitamos estrategias que  además de ofrecer una batería ordenada y lógica de acciones concretas, constituyan una propuesta ética de sostenibilidad,  que eviten al mismo tiempo nuevos  derrumbes en nuestro mundo económico y en nuestro mundo natural.

Me gustaría terminar con una pregunta abierta al debate: ¿Creéis que necesitamos esa propuesta ética en nuestro país?, y de ser así  ¿que decisiones os parecen más urgentes de adoptar y en que ámbitos?.

Fuente: http://www.fundacionentorno.org/

Autor: Cristina García-Ocoyen

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