En este sentido se ha manifestado el General Executive Manager de BDH Federal Industrial Association of Germany House, Energy and Environmental Technology, Andreas Lücke, durante su ponencia en la segunda jornada de la Reunión Anual de Sedigas, referida a la energía y la calidad del aire.
Lücke ha insistido en la idea de que la Comisión Europea «ha captado bien el mensaje», ya que es de dominio público que para lograr estos objetivos hay que vigilar el parque de edificios porque consumen una alta cantidad de energía.
Por ello, ha remarcado que la dependencia energética de los edificios es muy elevada y por ello habría que ahorrar los recursos que son escasos porque si esto no sucede, se llegaría a depender de forma total de la energía exterior, lo cual es «terrible».
Así, ha indicado que para lograr este horizonte hay que «trabajar en políticas energéticas».
En esta línea ha recordado que el pasado año se creó una directiva, que obligaba a los propietarios de las viviendas a revisar el consumo de energía primaria.
En su opinión «hay que hacer mucho más, y no obligar, sino promover incentivos», ha recalcado Lücke, al explicar que es muy difícil concienciar a los propietarios sobre este ahorro, y que una forma para poder lograrlo sería incentivar este cambio a la eficiencia.
Asimismo, ha destacado que para reducir la demanda de calefacción en los edificios habría que invertir en «mejoras en la piel del edificio».
NUEVAS TECNOLOGÍAS
De cara a los próximos años, las mejoras que se prevén para los edificios para reducir el consumo de energía se orientan a la instalación de calderas de condensación, que ya son obligatorias en Reino Unido, y que suponen el 70 por ciento de las calderas en Alemania.
En España, la cifra llega al 25 por ciento, y se espera que en los próximos 10 años se aumente en gran medida, cuando los precios se reduzcan y así «la revolución continúe», ha señalado Lücke.
Finalmente, ha indicado que las instalaciones de última tecnología en Alemania suponen el 13 por ciento, algo que Lücke ha tildado de ser «poco». Así, ha indicado que si se intercambiaran las calderas por las de última generación, se ahorraría un 15 por ciento de energía, una situación que también se daría en España.
ECOticias.com – ep