Mucha gente se pregunta: ¿por qué es malo el aceite de palma? Para responderles, resulta fundamental saber qué es el aceite de palma, de dónde viene y cómo el cultivo a gran escala contribuye considerablemente a la deforestación, la destrucción de hábitats naturales y, por tanto, a la extinción de especies de animales y plantas. Además de promover el abuso de los derechos humanos en el desarrollo de las plantaciones de la palma de aceite.
¿Qué es el aceite de palma y la palma de aceite?
El aceite de palma se deriva de la palma de aceite (clasificación científica: Elaeisguineensis). Más precisamente de su fruto. Aunque es nativa de África occidental, se cultiva en los climas tropicales del resto del continente. Pero además se lo ha llevado a las Américas y a Asia. De hecho, en la actualidad Indonesia y Malasia, acaparan la producción de este producto.
La industria del aceite de palma
Los productores de los alimentos procesados recurren al aceite de palma por dos razones cruciales. La primera es que tiene una gran resistencia a la oxidación natural, por lo que no se pone rancio. Y la segunda es que se trata de una grasa que a temperatura ambiente se mantiene sólida y a más de 30º ya es líquida. Esto hace que sea muy útil para dar una textura cremosa a muchos alimentos procesados y ultraprocesados.
Por eso se considera un buen sustituto de las grasas hidrogenadas (aceites que se hidrogenan para convertirlos en grasas sólidas). Las grasas hidrogenadas se convierten en grasas trans, las cuales se sabe con seguridad que son nocivas. Son las que aumentan el riesgo de tener colesterol, diabetes y cardiopatías. Puesto que el aceite de palma no contiene estas grasas trans, a priori se la consideró como una alternativa atractiva para los productores de alimentos.
Se producen millones de toneladas de aceite de palma cada año. De hecho, el 30% del aceite vegetal del mundo es de palma. Esta cantidad es tan tremenda no solo porque el aceite de palma es muy versátil, sino también porque permite un cultivo muy lucrativo. Esto se explica porque su cosecha resulta más barata y tiene un mayor rendimiento que otras fuentes de aceites vegetales, como la soja o la oliva.
Está en todos lados
El aceite de palma se utiliza cada vez más en alimentos procesados y en cosmética. Por lo tanto, se lo puede encontrar en productos alimenticios tales como margarinas, sopas, salsas, galletas y bollería industrial. Pero también se lo emplea en champús, detergentes, maquillaje, pasta de dientes, jabones y en agentes de limpieza.
La producción, el consumo y el comercio del aceite de palma se ha disparado de forma desmesurada desde los años 70. Solamente entre 1997 y 2001, la producción creció un 31%, el consumo un 34% y la exportación global superó el 43%. Y estas cifras seguirán creciendo debido a la incesante demanda.
¿Por qué es peligroso el aceite de palma?
Impactos en la salud
El problema es su alto contenido en grasas saturadas, que puede llegar al 50% en el caso del aceite de palma derivado del fruto y al 80% para el aceite extraído de la semilla de palma. Este alto valor ayuda a aumentar el nivel de colesterol malo en la sangre.
Para uso industrial, este aceite se encuentra en estado oxidado con consistencia semisólida a temperatura ambiente, lo cual es muy útil para sus aplicaciones químicas y alimentarias. Sin embargo, su oxidación puede causar varios tipos de intoxicaciones para el organismo.
Naturalmente, el aceite de palma crudo (sin refinar) tiene un alto contenido de betacaroteno y vitamina E. Pero cuando se refina, calienta o modifica, pierde gran parte de estos beneficios.
Impactos ambientales
Económicamente, el aceite de palma es un aceite con bajos costes de producción y esta es la razón de su empleo masivo en los últimos años, para satisfacer la creciente demanda de una industria que necesita un aceite versátil.
Pero el cultivo de la palma aceitera elimina bosques de inestimable valor ecológico, que albergan ecosistemas únicos en el mundo. Por ejemplo, los bosques de Indonesia, que se han quemado con frecuencia para dar paso a nuevas plántulas de la planta de aceite de palma. Además de la destrucción de la biodiversidad local, el humo provocado por el fuego emite mucho CO2 a la atmósfera.