Bajo el lema ‘Salvemos el mundo rural agredido’, más de un millar de personas marcharon este domingo en Madrid para denunciar el abandono del medio rural y exigir políticas que garanticen su futuro. Una movilización que reunió a vecinos de distintas regiones, asociaciones vecinales, plataformas ciudadanas y colectivos ecologistas, que alertaron sobre el “vaciado” de servicios públicos y las “agresiones” que sufren los territorios rurales por la proliferación de macroproyectos implantados sin consenso social ni planificación territorial.
Los manifestantes reclamaron una transición energética justa y equilibrada, que tenga en cuenta las necesidades de las comunidades locales y respete los valores ambientales, culturales y sociales del entorno. Denunciaron que muchas zonas rurales están viendo cómo sus paisajes, sus tierras agrícolas y su biodiversidad son sustituidos por grandes infraestructuras industriales que no generan empleo estable ni riqueza local. Además, lamentaron la falta de servicios esenciales, como sanidad, educación, transporte público o conectividad digital, que agravan el proceso de despoblación y dificultan el relevo generacional.
La España vaciada y rural defiende la integridad de sus pueblos ante los megaproyectos empresariales
Unas 1.500 personas marcharon este domingo pasado en Madrid para denunciar el abandono del medio rural, «vaciado» de servicios públicos y víctima de numerosas «agresiones» en forma de macroproyectos de energías renovables que amenazan sus recursos naturales y el modo de vida de sus vecinos.
Bajo el lema ‘Salvemos el mundo rural agredido’, alrededor de 1.500 personas llegadas de pueblos de toda España han acudido a esta convocatoria, respaldada por medio centenar de entidades, que recorrió el Paseo del Prado desde Atocha hasta Cibeles. Lo han hecho al grito de «¡Especuladores fuera de mi tierra!» o «¡Placas no, olivos sí!» y numerosas pancartas con mensajes en contra de proyectos como la megaplanta solar de Lopera (Jaén), la mina de litio de Cañaveral en la comarca de Monfragüe (Cáceres) o la planta de biogás en Machacón (Salamanca).
Uno de los miembros de la coordinadora ‘Salvemos el mundo rural agredido’, Ernesto Romeo, ha explicado a los medios que esta protesta busca denunciar la falta de servicios públicos, que ha provocado un «vaciamiento» de los pueblos para «sacrificarlos» a favor de la especulación de grandes empresas. Compañías que considera autoras de múltiples «agresiones» en forma de proyectos de «macrorrenovables» que están provocando «la mayor destrucción medioambiental de la historia de España», como la «plaga» del biogás, las macrogranjas o las minas, que están «arrasando pueblos» sin respetar a la gente que vive en ellos.
La marea de manifestantes entonó cánticos en contra de todos estos proyectos -«¡Que pongan los molinos en la Puerta del Sol!»- de puesta en valor del medio rural – «¡El campo es mucho más que un resort en vacaciones!»- y de denuncia anta la falta de recursos: «¡En mi pueblo había un bar, lo tuvieron que cerrar!».
La reducción de las listas de esperas en sanidad en Teruel o la repertura de la línea férrea Guadix-Baza-Almanzora-Lorca en las provincias de Granada, Almería y Murcia son otras de las muchas reivindicaciones que se han puesto en valor durante la manifestación.
También ha participado en la protesta el portavoz de Aragón-Teruel Existe, Tomás Guitarte, quien, en declaraciones a los medios, ha recordado que, a lo largo del siglo XX, muchos territorios sufrieron una «despoblación forzada» en favor del desarrollo de otras partes del país.
Ahora, cuando es momento de «pagar esas deudas», se hace «todo lo contrario» al dejar que lleguen a ellos proyectos de extracción de recursos sin ningún compromiso con los pueblos: «Hemos dicho que basta ya, hay que ir a otro modelo de país en el que todo el mundo tengamos oportunidades y no unos, siempre los mismos, sean los que tengan que sacrificarse para el desarrollo de los demás», ha protestado.