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lunes, marzo 20, 2023

Cromosomas sexuales no van a extinguirse

Los cromosomas W de estas aves equivalen a los cromosomas Y de los hombres, en el sentido de que están limitados a uno de los sexos y no se recombinan cuando machos y hembras se reproducen

Los autores, que proceden de Suecia y Reino Unido, analizaron el mecanismo de herencia de los cromosomas sexuales de generación en generación y su relación con la fertilidad, para lo cual utilizaron como modelo el cromosoma W de gallinas.

Los cromosomas W de estas aves equivalen a los cromosomas Y de los hombres, en el sentido de que están limitados a uno de los sexos y no se recombinan cuando machos y hembras se reproducen, a diferencia de lo que hacen otras regiones del genoma. Por consiguiente, todo estudio al respecto sobre estos animales posee relevancia para los humanos.

El proceso de recombinación permite que se separen genes normalmente asociados, lo que aumenta la efectividad de la selección y permite eliminar mutaciones defectuosas. Algunos científicos aducen que los cromosomas Y y W están condenados a desaparecer por esta falta de recombinación.

Sin embargo, el estudio referido muestra que, aunque en efecto estos cromosomas se han reducido con el paso de millones de años, habiendo perdido muchos de sus genes originales, los que quedan poseen suma importancia para predecir la fertilidad, por lo que es improbable que desaparezcan. La coordinadora del estudio, la profesora Judith Mank del University College de Londres, declaró: «Los cromosomas Y no van a extinguirse ni son el «erial» genético que antes se pensaba.»

En el estudio, para el que se contó con una subvención del Consejo Europeo de Investigación (CEI), se compararon regiones del ADN del cromosoma W en distintas razas de gallina, cuya tasa de fertilidad resulta muy sencilla de medir, pues basta con contar huevos.

Se comparó la información genética de dos razas, la menorquina y la livornesa o Leghorn, que ponen más de doscientos cincuenta huevos al año, con la de otras dos razas seleccionadas por las características de sus machos (actitud de combate y plumaje) denominadas Yokohama y Old English Game (gallo inglés de pelea). Los investigadores analizaron también el gallo bankiva, una especie tropical emparentada con el faisán y antepasado del pollo doméstico.

Los científicos midieron los niveles de expresión de los genes relacionados con W en todas las razas y observaron que la selección orientada a la puesta de grandes cantidades de huevos ha provocado una expresión elevada de casi todos los genes relacionados con W en las razas ponedoras. Al mismo tiempo, la poca labor de selección de las hembras en las razas destacadas por su plumaje y actitud de combate ha traído consigo la disminución de la expresión génica en W. Esto significa que la selección de hembras por su fertilidad influye en el cromosoma W, que además es capaz de responder a esa selección pese a todas las dificultades relacionadas con la falta de recombinación.

Según la profesora Mank: «Hemos demostrado que los cromosomas Y y W son muy importantes para la fertilidad, la Y en los machos y la W en las hembras. La capacidad de los genes relacionados con W para evolucionar es la clave de su supervivencia, y sugiere que ni el cromosoma Y ni el W van a desaparecer.»

http://www.madrimasd.org/ – innovaticias.com

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