Rivas habla con conocimiento de causa: su empresa acaba de desembarcar de Enersip, un proyecto europeo en el que el Grupo Isastur ha trabajado con otras nueve empresas
Disponemos de pocos datos para gestionar nuestro consumo eléctrico, aunque parece que será por poco tiempo: “Los nuevos avances en comunicaciones y electrónica hacen posible que el usuario reciba los datos de consumo en tiempo real, y con ellos, sugerencias para obtener el mejor rendimiento de la energía eléctrica en casa consumiendo y pagando lo menos posible”, destaca María Rivas, jefa de I+D+i del Grupo Isastur.
Rivas habla con conocimiento de causa: su empresa acaba de desembarcar de Enersip, un proyecto europeo en el que el Grupo Isastur ha trabajado con otras nueve empresas y centros de I+D+i de Europa e Israel para optimizar la demanda y la producción energética en la próxima era de las redes eléctricas inteligentes o smartgrids.
Posiblemente la preocupación más extendida relacionada con la energía en las casas europeas sea reducir el consumo eléctrico, y con ello, la propia factura. En este sentido, el proyecto ha incluido la posibilidad de conocer los hábitos de los consumidores e introducir automáticamente cambios en la programación de los electrodomésticos, lo que permitiría aprovechar las tarifas más económicas, además de utilizar de forma más provechosa para el usuario los sistemas de generación propia, si los hay, como paneles solares o aerogeneradores, entre otras posibilidades.
Disponemos de pocos datos para gestionar nuestro consumo eléctrico, aunque parece que será por poco tiempo: “Los nuevos avances en comunicaciones y electrónica hacen posible que el usuario reciba los datos de consumo en tiempo real, y con ellos, sugerencias para obtener el mejor rendimiento de la energía eléctrica en casa consumiendo y pagando lo menos posible”, destaca María Rivas, jefa de I+D+i del Grupo Isastur.
Rivas habla con conocimiento de causa: su empresa acaba de desembarcar de Enersip, un proyecto europeo en el que el Grupo Isastur ha trabajado con otras nueve empresas y centros de I+D+i de Europa e Israel para optimizar la demanda y la producción energética en la próxima era de las redes eléctricas inteligentes o smartgrids.
Posiblemente la preocupación más extendida relacionada con la energía en las casas europeas sea reducir el consumo eléctrico, y con ello, la propia factura. En este sentido, el proyecto ha incluido la posibilidad de conocer los hábitos de los consumidores e introducir automáticamente cambios en la programación de los electrodomésticos, lo que permitiría aprovechar las tarifas más económicas, además de utilizar de forma más provechosa para el usuario los sistemas de generación propia, si los hay, como paneles solares o aerogeneradores, entre otras posibilidades.
Para conseguir controlar los puntos álgidos del consumo, los investigadores han integrado en el sistema el uso de enchufes inteligentes, que María Rivas define así: “suponen integrar a escala doméstica el servicio de interrumpibilidad, que ahora sólo se aplica en el ámbito industrial, y que consistiría en la posibilidad de cortar el suministro a través de ciertos enchufes, con una duración máxima previamente pactada con el usuario, a cambio de una compensación económica”.
¿Cuánto girarán mañana los molinos?
Con la irrupción de fuentes de generación eléctrica renovables a mediana y pequeña escala, como paneles solares o pequeños generadores eólicos a nivel de casa o en los barrios, surge un nuevo reto para las compañías eléctricas, que ven cómo los propietarios de estos pequeños equipos de generación pueden volcar -y en otros países europeos, además, vender- su excedente eléctrico a la red.
Por eso, disponer de un sistema que permita combinar los datos de consumo y generación eléctrica para lograr la conjugación óptima entre ellos ya no sólo es uno de los principales quebraderos de cabeza para las compañías eléctricas, sino que se ha convertido en uno de los grandes objetivos que los miembros del consorcio Enersip han conseguido cumplir y que acaban de presentar, hace dos semanas, a la Comisión Europea.
Los investigadores de Isastur no pierden de vista que cuando el proyecto inició su andadura en 2010 aún no existía en España el Decreto de Autoconsumo ni la posibilidad de volcar a la red eléctrica los excedentes de la propia producción.
Pero haberse adelantado al marco regulatorio españo, está permitiendo ahora a esta compañía asturiana recoger sus frutos: “Nos dimos cuenta de que los algoritmos de predicción que formulamos eran extrapolables a las grandes plantas de renovables, lo que supone conocer a priori la producción de una determinada planta”, señala Luis Blanco. Tal y como explica el investigador, se trata de un avance que permitiría a los gestores de la red eléctrica hacer frente a la imposibilidad de regular la producción eléctrica de estas fuentes.
Enersip ha supuesto para esta empresa asturiana una oportunidad para adentrarse en la trastienda europea y liarse (sin enredarse) entre los cables, conexiones y algoritmos que sientan precedente internacional a la hora de diseñar las nuevas redes eléctricas.