Los Jetpacks han vuelto a ser noticia gracias a las acrobacias a grandes alturas que han realizado algunos pilotos y a la posibilidad de que sean usados en misiones de búsqueda y rescate. Pero en realidad, aun no estamos tan cerca del sueño de la ciencia ficción como podríamos pensar.
A la altura de los aviones
David Mayman, un inventor australiano ya ha demostrado que sí se puede volar en Jetpack. De hecho lo hizo despegando de la cubierta de una barcaza flotante en el puerto de Nueva York. Se elevó por los aires, dio una vuelta a la Estatua de la Libertad y luego se posó suavemente en el barco. Hizo el viaje utilizando dos turbinas unidas a una mochila llena de queroseno.
También lo hicieron otros dos hombres que se pasearon por los cielos de Dubai, volando en formación junto al avión comercial más grande del mundo, el Airbus A380. Esta imagen recorrió las portadas de varios periódicos y noticieros del mundo entero.
Tras estas hazañas, una empresa de Nueva Zelanda llamada Martin Jetpack ya ha recibido un pedido del servicio de extinción de incendios de Dubai, quienes firmaron un acuerdo para comprarle 20 mochilas propulsoras.
¿Unos Jetpacks reales y funcionales estarán al alcance de todos alguna vez?
Antes de responder a esta pregunta y para no caer en la tentación de hacer ningún tipo de futurismo al respecto, hay que tener muy claro que es un Jetpack y cuales son sus aspectos fundamentales.
Un Jetpak es básicamente una mochila conectada a unas turbinas que permite levantar el peso de un hombre del suelo (mas la del mismo Jetpack) y darle la posibilidad de volar. Pero no todo es tan perfecto como aparenta.
En primer lugar el Jetpack tiene que ser lo suficientemente pequeño para que resulte funcional llevarlo, debe tener la cantidad de combustible adecuada para entregar la energía necesaria que le permita que el tiempo de vuelo resulte útil y ser sobradamente confiable y seguro para que no se caiga del cielo.
Las mochilas propulsoras o Jetpacks de la marca Stunt parecen cumplir con todas las características antes señaladas, pero hay una cantidad enorme de barreras que deberán sortearse antes de que veamos el cielo surcado de estos aparatos.
La seguridad
Sin ninguna duda, la seguridad es el mayor obstáculo. Se necesita un piloto experimentado para mantenerse en posición vertical y equilibrada y que sea capaz de volar propulsado únicamente por dos corrientes de gas caliente.
Incluso los Martin Jetpacks que tienen hélices, además de turbinas, requieren dos semanas de entrenamiento mínimo, antes de que se le permita a alguien colocarse estas mochilas y elevarse como un pájaro.
Gareth Padfield de la Universidad de Liverpool en el Reino Unido, dice que la automatización tiene un papel muy importante que desempeñar, por lo que es muy difícil manejar un Jetpack que resulta intrínsecamente inestable, sin la supervisión constante de una “niñera” autónoma.
Un Jetpack que pueda ser accesible para todos también tendrá que respetar el medio ambiente, dice Padfield. «Si tomamos en cuenta el zumbido constante que emiten estos vehículos y sus fuertes emisores contaminantes (dado el tipo de combustible que queman) en la actualidad no son medioambientalmente aceptables».
Su grupo, junto con un consorcio de instituciones de investigación europeas, está considerando la posibilidad de fabricar Jetpacks que se basen en pequeños helicópteros eléctricos en lugar de turbinas a reacción, lo que ayudaría a evitar la problemática de las cuestiones ambientales.
«El Martin Jetpack tiene toneladas de algoritmos de control, porque de lo contrario sería imposible que pudiera volar. Si el futuro piloto no los domina a la perfección, no habría ninguna posibilidad de que sea capaz de volar » dice el ingeniero mecánico Mathieu Sellier de la Universidad de Canterbury en Nueva Zelanda.
Sellier, que ha trabajado en los modelos anteriores de la Martin Jetpack, explica que: “lo que hoy tenemos está siempre al borde de la inestabilidad. Para manejar un Jetpack es necesario corregir la trayectoria muchas, muchas veces y a cada segundo».
El combustible
Una de las limitaciones básicas de los Jetpacks que existen en la actualidad es el combustible, ya que para lograr que una persona se eleve, es necesario usar uno que al quemarse, proporcione una gran cantidad de energía, que sea capaz de acarrear con la masa del viajero más la del propio combustible, el envase y los aparatos de control de vuelo.
«Levantar un hombre con un dispositivo que se pone en su espalda requiere una enorme cantidad de energía», dice Sellier. Los Jetpacks podrían ser muy útiles para la búsqueda de personas en lugares de difícil acceso; podría llevárseles alimentos y medicinas, pero, por ahora no sería capaz de llevar a nadie.
La respuesta puede ser un vehículo aéreo personal, que se valga de hélices para el despegue y posea alas (¿quizá plegables?), que le proporcionen elevación y eficiencia. El grupo de Padfield está buscando formas de integrar en los actuales modelos, las alas y las palas de helicóptero con el fin de retener los beneficios de ambos sistemas.