“Inspirarse en los insectos, prestar oídos a lo que informan las plantas o aprovechar las infinitas opciones del espacio, son algunas de las aplicaciones que los investigadores en tecnología verde, están poniendo en práctica para mejorar la vida de las personas y también la salud del Medio Ambiente.”
Hacia el espacio
La Universidad de Stanford aparentemente ha ido más allá de nuestro cielo, para concentrarse en las posibilidades del espacio profundo. Para ello, un equipo de investigación está desarrollando un sistema de enfriamiento, que se monta en el techo de los edificios y funciona sin usar energía.
El sistema puede enfriar todo un edificio irradiando el exceso de calor y la radiación térmica del mismo hacia el espacio. El objetivo del sistema es que, sin depender de una fuente energética externa, se proceda a enfriar agua, que luego se canalizará y servirá de acondicionamiento térmico edilicio.
Las pruebas sugieren que, los paneles que están empleando podrían reducir el uso de energía en aire acondicionado en más de un 20%, usando películas multicapas que reflejan el 97% de la luz solar y la devuelven al espacio. Los investigadores han fundado una compañía llamada SkyCool Systems, con la cual planean revolucionar la industria de la refrigeración y del aire acondicionado.
Que lo digan las hojas
En todas partes del mundo los investigadores están tratando de introducir tecnologías verdes e innovadoras, que permitan reducir el desperdicio de agua, especialmente en zonas que sufren estrés hídrico.
Amin Afzal un investigador de Penn State y estudiante de doctorado en ciencias, ha estado explorando diferentes formas, en las que los sensores puedan ser utilizados para enviar información más precisa a los agricultores, para mejorar el riego.
El sistema Leafy consta de una serie de sensores, que se colocan en las hojas de los cultivos, miden la capacidad eléctrica de la plántula y avisan a los agricultores, cuándo es necesario activar los sistemas de riego. En el experimento que se realizó en una cámara de crecimiento, se trabajó con plantas de tomate y se midieron y cotejaron los resultados, durante 11 días.
Con este último estudio, Afzal tiene la esperanza de desarrollar un sistema de sensores para las hojas, que sea comercializable y proporcione datos precisos a los agricultores, que les permitan maximizar el uso del agua, determinando el tiempo que cada planta acumula agua y, por tanto, cuándo es necesario aportarle más.
Insectos y perovskita
A medida que el empleo de paneles solares se populariza, los innovadores intentan ofrecer materiales cada vez más baratos y más efectivos, para su fabricación. Uno de los más populares es la perovskita, que es más barata y fácil de producir en que las
tradicionales células de silicio.
Un problema de la perovskita es que por ahora resulta frágil y por tanto su vida útil es corta. Para superar esta barrera, en Universidad de Stanford un grupo de investigadores ha examinado los ojos de los insectos para aprender de su estructura y fortalecer los futuros materiales solares.
Los ojos de una mosca contienen miles de fotorreceptores, que se disponen hexagonalmente, como en los panales de las abajas. Los investigadores se han basado en este tipo de estructura, para crear un material de microcélulas de perovskitas protegidas por bases hexagonales hechas de resinas baratas. La innovación aún está en desarrollo, pero sus creadores esperan fortalecer la perovskita y alargar su vida.
