Los niveles de glucosa en la sangre varían, según el estado de salud de una persona y también tiene que ver con lo que ha comido recientemente. Las personas sin diabetes suelen tener entre 72 y 140 miligramos de glucosa por 1 decilitro de sangre, unos datos que no pueden contabilizarse mediante relojes, aunque sean muy inteligentes.
Las personas que tienen diabetes tienden a tener niveles de glucosa o azúcar en sangre ligeramente más altos, alrededor de 80-180 miligramos por decilitro (mg/dL), deben llevar una dieta bastante estricta y hacerse controles diarios de los niveles de glucosa en sangre. Muchos toman medicamentos y hasta deben inyectarse insulina.
Según las recomendaciones de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC), monitorear los niveles de glucosa en sangre ayuda a las personas a mantenerse dentro de sus rangos óptimos. Mantenerse en un rango saludable puede prevenir complicaciones de la diabetes a largo plazo, como pérdida de la visión, enfermedades cardíacas y enfermedades renales.
Relojes de control: una absoluta falsedad
En los últimos años, han aparecido en plataformas como Amazon y Aliexpress relojes inteligentes que miden parámetros como la glucosa, el colesterol o el ácido úrico. Estas funciones generan mucho interés entre las personas que tienen hipercolesterolemia o gota, y sobre todo entre quienes tienen diabetes, pues se librarían de tener que pincharse en el dedo para controlar el nivel de azúcar en la sangre.
¿Cómo se hacen los controles de diabetes?
Las personas con diabetes que están en tratamiento con insulina tienen que controlar su nivel de azúcar en sangre de forma muy precisa para saber en qué momento necesitan inyectarse insulina, algo que es imposible conocer mediante un simple reloj.
La forma tradicional es pinchándose el dedo con una lanceta para obtener una gota de sangre, que colocan en una tira reactiva conectada a un medidor (glucómetro). Este dispositivo les da el nivel de glucosa en ese momento y así saben si están en situación de hipoglucemia o, por el contrario, necesitan inyectarse insulina.
La forma más moderna es a través de un sensor continuo de glucosa. El sensor se coloca en la piel, normalmente en el brazo, y mide la glucosa en el líquido intersticial. El usuario escanea el sensor con un lector o su móvil para ver sus niveles, sin necesidad de pinchazos diarios.
Es imposible que los relojes midan contenidos en sangre
Cada vez hay más relojes inteligentes que anuncian que son capaces de medir parámetros bioquímicos complejos como la glucosa sin una medición directa ni de la sangre ni del líquido intersticial. Al no medir directamente estos parámetros, lo que hacen es estimar posibles correlaciones mediante sensores ópticos y algoritmos internos que analizan datos como la:
- Frecuencia cardíaca
- Temperatura superficial
- Pulso
- Nivel de oxígeno
- Nivel de actividad
Son datos que se generan a partir de una estimación, por tanto, no son valores reales. Y en consecuencia, no son fiables: a una persona con diabetes no le sirve para saber si le hace falta insulina.
No realizan funciones de productos sanitarios
Por otra parte, estos dispositivos tipo smartwatch no son productos sanitarios, es decir, no están validados para realizar mediciones de salud, como sí lo están los glucómetros tradicionales o los sistemas de monitorización continua de glucosa.
De hecho, varios reguladores sanitarios como la FDA en Estados Unidos, la Agencia Francesa de Seguridad del Medicamento y Productos Sanitarios o las autoridades de Salud de Canadá han advertido contra el uso de estos smartwatches para la medición de la glucosa, resaltando el riesgo que su uso puede suponer para las personas diabéticas. Y recuerdan que, en la actualidad, no existe ningún dispositivo para la monitorización de la glucemia por simple contacto con la piel cuya fiabilidad y seguridad hayan sido demostradas.
Son falsos y no tienen autorizaciones
En la UE todos los dispositivos sanitarios, desde los más sencillos como unas muletas a los más complejos como robots quirúrgicos o una prótesis cardiaca, pasando por los monitores de glucosa, deben haber superado los controles de la norma europea de productos sanitarios para poder comercializarse.
Puedes saber si un dispositivo de salud ha pasado los controles y ha sido validado si en el envase del producto aparece el marcado CE. Pues bien, los smartwatches para medir la glucosa no cuentan con el marcado CE y no son productos sanitarios.
Mediciones falsas = riesgos médicos serios
En definitiva, los relojes que prometen medir parámetros clínicos complejos como la glucosa no son productos sanitarios ni pueden sustituir a los dispositivos médicos validados y no deben usarse nunca para tomar decisiones terapéuticas.
Confiar en mediciones de glucosa falsas, como las que dan estos relojes, puede conducir a una administración errónea de la insulina. Esto es especialmente peligroso en el caso de una administración excesiva de medicación, ya que una disminución rápida y cuantiosa de los niveles de azúcar tiene graves consecuencias: confusión, coma y muerte.
Así pues, si tu salud requiere que monitorices tus niveles de glucosa, debes usar un glucómetro tradicional o un sensor continuo de glucosa, lo que te indique tu médico. Por el momento no hay alternativa, porque los relojes son una falacia.