(Oumek hauria-Túnez) Plato considerado una delicia de la cocina tunecina rico en beta-carotenos y con un toque picante gracias al harissa (salsa picante típica tunecina).
Ingredients per «4-6 personas»
600g de zanahorias
2 dientes de ajo
1 cp de harissa o ½ cp de pimentón picante
1 cp de cilantro molido
1 cp de comino
2 cs de perejil picado
4 cs de aceite de oliva
2 cs de vinagre blanco
sal
Elaboració:
Pele las zanahorias y córtelas en rodajas finas. En una olla pequeña, lleve a ebullición las zanahorias en abundante agua y 1 cucharadita de sal durante 12 minutos. Escúrralas en un colador.
Pele los ajos y píquelos finos. Caliente el aceite en una sartén grande y fría los ajos ligeramente. Agregue las zanahorias, la harissa disuelta en media tacita de agua, el cilantro, el comino, el vinagre y una pizca de sal.
Tape y deje rehogar a fuego lento unos 10 minutos, hasta que reduzca el líquido.
Retire las zanahorias del fuego, colóquelas en una fuente de servir, espolvoree con el perejil picado y sírvalas templadas o frías.
Receta extraída del libro Cocina Mediterránea en casa. Círculo de Lectores. 2010. Autores: Lourdes March y Lourdes Alcañiz.
¿Sabias que?
Este plato se presenta condimentado con una de las tríadas de plantas o especias más importantes dentro de la gastronomía mediterránea. Desde una perspectiva histórica, tanto el cilantro, como el comino o el perejil, pertenecientes a la familia de las Umbelíferas, han representado la piedra angular de las exquisiteces de la cocina de la época antigua, clásica e incluso medieval europea, así como de su cultura popular. Otro legado culinario que ha llegado a nuestros días con destacado protagonismo más allá de los lindares del Mar Mediterráneo. Por lo que se refiere al comino y el cilantro, ambas especias son conocidas y cultivadas desde tiempos inmemoriales en la zona mediterránea (aunque quizás de origen oriental), y citadas varias veces en la Biblia como diezmo que había que pagar. Las representaciones culturales a nivel medicinal o simplemente popular eran numerosas debido a sus propiedades digestivas y estomacales, cualidades organolépticas en pescados, carnes y guisos y virtudes mágicas para retener a la persona amada. Se dice que en la Edad Media los soldados se llevaban una hogaza de pan con comino elaborado por su novia o esposa antes de partir a la guerra. Incluso conocemos la frase recurrente “Me importa o no vale un comino”, seguramente atribuible a la pequeñez del tamaño de su fruto. El perejil, por su lado, guarda significados más ambivalentes ya que podía ser símbolo de alegría y fortaleza en las antiguas Grecia y Roma respectivamente, mientras que posteriormente la tradición popular remite al mal agüero de esta planta en relación a la lentitud de su crecimiento.