Los comedores escolares ecológicos son iniciativas que consisten en implementar los productos agroecológicos además de los de proximidad y temporada, en las cocinas y comedores de los colegios. Implica la sustitución de alimentos convencionales por otros ecológicos y/o de proximidad y también de ‘temporada’ en consenso con las familias y equipos de cocina, sin que varíe sustancialmente el precio de los menús. Se apuesta por devolver al plato alimentos con mayor sabor, valor nutritivo y garantías para la salud.
Resulta relevante que en nuestro entorno cultural la comida de medio día es la principal, por lo que los comedores son esenciales para promover entre el alumnado una cultura alimentaria saludable y sostenible. Además, los criterios de abastecimiento en este tipo de alimentación tienen impactos positivos sobre la economía local y el medio ambiente.
En este contexto el comedor escolar se convierte también en una actividad con proyección pedagógica para el conjunto de la comunidad educativa, ampliando las herramientas didácticas y relacionándolas activamente con la vida cotidiana. Es un apoyo práctico para la dimensión ecosocial de los contenidos formativos, así como para el cambio de valores, creencias, aptitudes y prácticas en hábitos saludables de consumo.
Desde la niñez, fomentar los alimentos ecológicos, de proximidad y temporada
El objetivo es concienciar y educar sobre la importancia de consumir alimentos de cada estación y ecológicos para contribuir a reducir la huella medioambiental de la alimentación en los centros educativos. Es importante conocer qué frutas y verduras, o pescado de origen ecológico son los más característicos de cada temporada.
El objetivo es doble. Por un lado, concienciar y educar sobre la importancia de consumir alimentos de temporada y ecológicos de proximidad. Y por otro, promover que estos se incorporen en los menús escolares de los centros educativos para que los niños tengan una alimentación saludable.
La inclusión de alimentos ecológicos, de proximidad y temporada en la dieta contribuye a que esta no solo sea saludable, sino también sostenible porque genera un impacto mucho menor en el medio ambiente. Es una de las medidas más importantes para reducir la huella medioambiental de nuestra alimentación. Además, estas frutas y verduras suelen tener más sabor y mejor precio.
Es crucial que desde edades tempranas aprendamos a distinguir qué alimentos son propios de cada estación y la diferencia entre los que son ecológicos y los que no. Y que las familias se acostumbren a comprar productos de ecológicos y de proximidad en las tiendas de barrio, mercados públicos o incluso directamente a los productores locales.