El 23 de septiembre se celebra el Día Europeo de la Agricultura Ecológica, una fecha establecida por la Comisión Europea en 2021 para poner en valor el papel de la producción ecológica en la construcción de un sistema alimentario más sostenible, justo y saludable.
La elección de esta fecha no es casual: coincide con el equinoccio de otoño en el hemisferio norte, símbolo del equilibrio entre naturaleza y actividad humana, un principio fundamental de la agricultura ecológica.
¿Qué se entiende por agricultura ecológica?
La agricultura ecológica, también llamada orgánica, se basa en métodos de cultivo y cría que respetan los ciclos naturales, limitan el uso de productos químicos de síntesis y fomentan la biodiversidad. En lugar de depender de fertilizantes artificiales o pesticidas, apuesta por rotaciones de cultivos, abonos naturales y control biológico de plagas. Asimismo, busca garantizar el bienestar animal y promover prácticas de proximidad y comercio justo.
La Unión Europea reconoce a este modelo como una pieza clave del Pacto Verde Europeo, cuyo objetivo es reducir la huella ambiental de la producción de alimentos y alcanzar la neutralidad climática en 2050. En este marco, la UE se ha fijado la ambiciosa meta de que el 25 % de la superficie agraria esté dedicada a la producción ecológica en 2030. Para apoyar este fin se han implementado políticas de incentivos, ayudas a agricultores, programas de formación y campañas de sensibilización entre consumidores.
El Día Europeo de la Agricultura Ecológica sirve, además, como plataforma de encuentro entre agricultores, cooperativas, distribuidores, administraciones públicas y ciudadanía. Durante esta jornada se organizan ferias, visitas a explotaciones, degustaciones de productos, talleres y conferencias en distintos países, con el fin de acercar a la sociedad los beneficios de la producción ecológica y destacar el compromiso de quienes la practican.
Todo lo bueno que trae la apuesta por la agricultura ecológica
Los beneficios de la agricultura ecológica son múltiples. Desde el punto de vista ambiental, contribuye a proteger los suelos, reducir la contaminación del agua y del aire, mejorar la biodiversidad y disminuir las emisiones de gases de efecto invernadero. En el ámbito social, favorece el desarrollo rural, genera empleo de calidad y promueve modelos de consumo más conscientes.
Para los consumidores, supone el acceso a alimentos producidos con estándares estrictos de seguridad, calidad y trazabilidad, cada vez más valorados en un contexto de preocupación por la salud y el impacto ambiental.
No obstante, la transición hacia un modelo agroalimentario más ecológico no está exenta de desafíos. Los agricultores necesitan apoyo económico para cubrir los costes de conversión, infraestructuras adecuadas de distribución y acceso a canales de comercialización que reconozcan el valor añadido de sus productos. Al mismo tiempo, es fundamental sensibilizar a la ciudadanía para aumentar la demanda de alimentos ecológicos y garantizar que sean accesibles a toda la población, no solo a segmentos con más poder adquisitivo.
En este sentido, el Día Europeo de la Agricultura Ecológica también es una oportunidad para reflexionar sobre las interconexiones entre alimentación, salud, medio ambiente y justicia social. Elegir productos ecológicos significa apostar por un sistema que busca equilibrio entre productividad y sostenibilidad, que valora el trabajo del campo y que apuesta por un futuro más resiliente frente al cambio climático. ECOticias.com