Café, los incendios en Latinoamérica y el cambio climático disparan su precio: el precio del café ha subido sobre un 70% en el último año, según datos de la Organización Internacional del Café (OIC). Las condiciones climáticas adversas debidas al cambio climático en Brasil y Vietnam han lastrado la producción de café durante los últimos años.
El café es la bebida a la que recurren cada mañana millones de personas. En España se consumen 66 millones de tazas de café al día, un producto que cada vez encontramos más caro. La bebida, que celebra este martes su Día Internacional, ha seguido la estela del cacao y se encuentra en plena escalada de precios por falta de oferta debido a las condiciones climáticas adversas en los países productores.
La situación afecta a toda la cadena de valor del mercado cafetero, desde los agricultores a los consumidores, pasando por tostaderos como Miguel. Este extremeño abrió su negocio, Tostadero Clandestino, hace menos de dos años. «Es cierto que se nota que cafés que entonces compré a un precio, cuando los quise volver a comprar, notaba una subida«, afirma.
«He notado un incremento de entre un 15% y un 20%«, concreta el maestro tostador. Él es el responsable de compras y ventas y conoce en profundidad lo «variables» que son los precios del café, ya que depende de múltiples factores: la variedad, el momento del año e incluso su evolución en los mercados bursátiles —cotizan en el Intercontinental Exchange (ICE)—.
«Los precios del café comenzaron a subir en octubre del año pasado«, explica a la directiva Ejecutiva de la Organización Internacional del Café (OIC), Vanúsia Nogueira. Entonces, su precio en el mercado de futuros se situaba en los 0,6214 euros por kilogramo, mientras que a fecha de 29 de septiembre de 2024 alcanzaba los 1,0521 euros/kg, lo que supone sobre un 70% de aumento. Asimismo, los precios de las variedades más consumidas —robusta y arábica— llegaron en agosto a sus máximos desde febrero de 2022 y mayo de 1977, respectivamente.
¿Por qué se disparan los precios del café?
Nogueira recuerda que esta situación «no es repentina» y señala como inicio la pandemia. Entonces, la industria cafetera se enfrentó a problemas de logística que se alargaron durante los años posteriores con el encarecimiento del transporte. «Los fletes —el coste por desplazamiento de mercancía— se duplicaron o incluso triplicaron en comparación con los precios normales», detalla la primera mujer que lidera la OIC en su historia.
Una vez estabilizados los precios, Europa y Estados Unidos llevaron a cabo una «regulación de reservas», que redujo la cantidad de café que se almacena en los puertos de ambas regiones. «Lo habitual en Europa es contar con un stock suficiente para abastecer el mercado por unos tres meses y medio. Sin embargo, en los últimos meses, se ha reducido a seis semanas«, explica Nogueira, que incide en que este volumen es muy corto, ya que se tarda cuatro semanas en traer el producto desde Brasil. En este sentido, las reservas europeas han caído un 38,3% entre junio de 2022 y junio de 2024, según los últimos datos de la Federación Europea de Café.
El tercer factor que afecta al precio del café es la baja producción en los principales países productores, Brasil y Vietnam, debido a «eventos climáticos muy extremos debido al cambio climático«, como describe Nogueira. La última cosecha brasileña, que destaca por la variedad arábica —de mayor calidad y dedicado al café de especialidad— ha sido afectada por «altísimas temperaturas incluso en invierno» y por «lluvias en periodos en lo que no se esperan precipitaciones».
En cambio, Vietnam, primer productor de robusta —café de menor calidad, pero más generalista—, ha tenido una «sequía increíble» justo antes de iniciar la cosecha el año pasado. Al no haber así mucho producto, la crisis del Mar Rojo no ha tenido un impacto muy negativo en los precios del café, a pesar de haber obligado a reconducir las rutas de transporte marítimo hacia Sudáfrica.
Y las alternativas a estos dos países tampoco han tenido buenas cosechas. Colombia, el segundo proveedor de arábica, ha tenido «lluvias continuas durante casi 34 meses» y Honduras se ha visto afectado por los huracanes que han destrozado Centroamérica. Otras opciones como Etiopía sufren conflictos civiles que dificultan la producción y el transporte de café para su comercialización. Así, la oferta no llega a alcanzar la demanda de un mercado con cada vez más consumidores, debido a países asiáticos como China que se están pasando al café.
Muchas empresas se ven obligadas a comprar arábicas de menor calidad
El café robusto es la variedad más consumida en Europa, especialmente por la gran industria que abastece mayoritariamente a supermercados y cafeterías. Debido a la baja producción en Vietnam y la falta de stock, muchas empresas se ven obligadas a comprar arábicas de menor calidad y, por tanto, más baratas. De esta forma, la presión de la demanda sobre la oferta es mayor y empujan aún más los precios.
En consecuencia, Miguel se ve obligado a encontrar nuevas variedades que mantengan la calidad-precio que requieren sus clientes. «Cuando empecé tenía un café de Honduras que lo vendía a 6,50 y lo dejé de traer porque si lo hacía, tenía que venderlo a 8», explica el dueño de Tostadero Clandestino, que dice que no puede «vender el mismo café con un porcentaje tan alto de subida». Aun así, recuerda que depende del target del negocio, ya que otros tostadores buscan la exclusividad y sus compradores aceptan mejor precios altos.
Un futuro poco halagüeño
Según una investigación del geógrafo suizo Roman Grüter, el número de regiones más idóneas para el cultivo de café disminuirá drásticamente en 2050, hasta un 50%, debido al cambio climático. La situación a corto plazo tampoco es prometedora. La sequía que está azotando y provocando incendios forestales de Sudamérica puede tener un impacto en las cosechas del próximo año, según Vanúsia Nogueira.
«Además de una situación climática desfavorable, ya sea por escasez de agua o por temperaturas superiores a la media, estamos teniendo problemas con los incendios forestales en Latinoamérica«, explica a Associated Press el experto en el negocio agrícola, Felippe Serigati. Así lo confirman al mismo medio varios productores del país, como Helio Moreira de Araujo, que perdió 8.000 de los 10.000 árboles que tenía plantados. «Esperábamos una cosecha de 500 o 600 sacos, pero vamos a recoger más o menos la mitad», detalla.
Café, en busca de un mercado más justo
En medio de este problema de abastecimiento que tensiona los precios del café, el sector está volcado en convertirse en una industria «más eficiente, inclusiva y resiliente», como declaró el director de la ONU para la Alimentación y la Agricultura (FAO), Qu Dongyu, durante la inauguración de la primera Cumbre del Café de la Celac. «Tenemos que producir más con menos», enfatizó el representante de la FAO.
«Hay gente muy castigada y la recolección del café es un trabajo duro«, empatiza Miguel, que cree que su producto, como el cacao o el azúcar, «siguen unos procesos muy colonialistas». Por esta razón, piensa que «si somos realistas y sinceros, el café tenía que valer todavía más«. Por eso, el representante de la FAO ensalza el trabajo de países como Honduras, donde la actividad cafetera está en manos de 120.000 productores, el 90% de ellos pequeños.
Desde la OIC apuntan a mejorar la sostenibilidad ambiental, social y económica. Nogueira considera que las inversiones en tecnología e infraestructura son clave para atraer a los jóvenes al campo y mejorar las condiciones de vida de las personas que dependen del café. Además, cree que los gobiernos se tienen que involucrar en este proceso para ejecutar políticas públicas que mejoren la oferta educativa y de salud en las regiones productoras. «Tenemos que trabajar todos en conjunto», concluye la directora general de OIC.